8. Poca paciencia

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Alexx:

Había tenido un día de mierda con las cosas que planeaban en la fraternidad. Verccetti con la típica sonrisa y sus gafas estupidas para disimular los golpes que se había dado con Lance, charleaba con algunas chicas en la residencia de Cop Beta Gama. Fuller repartía las cartas, Tim estaba pendiente al dinero y yo tenía los ojos puestos en las manos de cada jugador.

Porque nunca esta de más los tramposos.

Este juego era un vicio para nosotros. Apostando, metiendo hierba, tomando whisky y jugando al motel con algunas chicas de la universidad. Me repugnaba.

Todo esto me repugnaba.

Cop Beta Gama era una fachada.

Eso me tenía de mal humor. Tener a Maggie conmigo ahora implicaba enseñarle este tipo de mundo, y a sus ojos todo era posible. Sé que le desagradaría verme jugar, odiaba verme fumando en la terraza cuando vivía en California y por supuesto se pondría como loca si conociese el tipo de mujeres que se juntan en este lugar.

Ni siquiera he intercambiado palabras con ellas desde que ingresé a la fraternidad, no me interesa conocerlas. Sé perfectamente lo que quieren: dinero, prestigio y sexo. Por suerte podría darselos en minuto,¿ y luego qué?

No hay amor.

Es algo vacio.

Por más satisfecho que quedes después de un revolcón de una noche, al día siguiente te sientes vacio.

Me dije a mi mismo, ¿qué ganaria acostandome con una chica la cúal no amo y no me interesa en lo más minimo? Todo sería en vano, dura una noche y luego "adiós".

¿Para que dañar todo lo que me ha sido dificil de conseguir con Maggie sólo para tener sexo con una desconocida en un baño?

No caigo tan bajo.

Tengo claro mis deseos desde antes de entrar a Princeton. Sabía a lo que me enfrentaría lejos de ella, la distancia fue una mierda. Necesitaba su cuerpo junto al mio, me hacia falta escabullirme de mi habitación a la suya y acurrucarnos en la madrugada mientras hablabamos de cualquier estupidez. Las videollamadas por Skype me agradaban hasta tal punto, pero aveces verla sonreir con nostalgia, verla a los ojos por medio de una estupida pantalla no me era suficiente.

Quería abrazarla.

Intenté viajar una vez al mes los primeros meses. A mamá le pareció buena idea que la visitara, me contó lo sola que sentía Maggie después de llegar a la escuela sin nosotros. Me gustaría decir que mi ida a la universidad no influyó en el comportamiento de Maggie. Pues no sólo el mudarme lejos de ella la afectó, sino que tampoco tenía a su hermano Carter, ni a un chismoso Chace para discutir y enojarse.

Todos nos fuimos, excepto Riley.

Por eso el verlo aquí no me sorprendió del todo. Agradezco que Maggie y Riley tengan esa relación, es algo que jamás tendré con ella.

El es tan especial, creo que nunca tuvo una amiga como Maggie. Tan leal, gentil y meramente loca.

—¿Quieres chocolate? Está delicioso.—inquiere Ashton con anhelo mientras chupa sus dedos como un niño de seis años.

Hago una mueca observandolo.

—No, gracias.

—Tu te lo pierdes, men.—se encoge de hombros.

Por el rabillo del ojo noto como Maggie hace un puchero y empuja a Riley hacia el stand de helados caseros.

Supongo que entre los dos formaron una amistad increible porque desde el principio, mucho antes de que Maggie y yo solucionaramos las cosas entre nosotros ella tuvo esa conexión instantanea con mi hermano.

Después del veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora