CAPITULO 3: EL NIÑO MISTERIOSO

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Un día salí a pasear para ver si podía volver a ver al niño misterioso ese que me ayudó a recoger los libros pero nada no lo vi, al siguiente día igual seguí sin verlo

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Un día salí a pasear para ver si podía volver a ver al niño misterioso ese que me ayudó a recoger los libros pero nada no lo vi, al siguiente día igual seguí sin verlo.

Al poco tiempo después escuché ha dos mujeres del vecindario que estaba el niño misterioso en el mercado haciendo de las suyas.

-¿De las suyas? - Murmuré sin querer.

- Hay hola Elisabeth - dijo la señora - ese niño es que se la pasa robando y haciendo cosas en contra de la ley.

-Ahh

-Sí cariño, la gente le tiene un amor/odio. Lo adoran por intentar romper la ley pero lo odian por robar... - dijo confiada y en voz alta.

-Ahh no lo sabía bueno adiós - dije y me fui ha buscarlo.

Fui hasta el mercado ha buscarlo pero no lo vi hasta que alguien me tocó el hombro pero me gire y no había nadie hasta que mire hacia arriba, hay estaba el sin la capa pero aún así lo supe identificar, arriba de un árbol enfrente de la entrada al mercado, un poco más alto que yo, con un castaño oscuro, delgado, piel pálida, ojos grises...

-Hola - dijo el niño.

- Hola - dije

-Nunca pensé que hablarías conmigo, normalmente nadie habla conmigo por qué resulta que soy peligroso ¿no? - dijo el con un tono despreocupado.

-Mmm, no se - dije

-¿Y por qué me buscas? - dijo el con una mueca divertida.

-¿¡Yo!?, Bueno es que te quería preguntar algo - dije rápidamente diciendo la verdad.

-¿Y que pregunta? - dijo

-¿Por qué haces todo esto? ¿Por qué no me hiciste daño? ¿Como te llamas?- dije atrevida.

-De una en una por favor - dijo sorprendido - a ver hago esto por qué hay cosas que no me parecen bien, yo no hago daño solo molesto a los que se lo merecen sin herir y me puedes llamar Nicolás - dijo el sonriendo.

-Yo también pienso que son injustas munchas cosas pero es que me da miedo que me pillen y me cojan para meterme al calabozo. Eres muy valiente Nicolás - dije decidida.

-A mi no me pueden encerrar - dijo guiñándome un ojo.

-¿Por qué? - dije curiosa.

-Es un secreto - dijo con el dedo índice en su boca marcando un silencio - tú también eres valiente hablando conmigo ya que no tengo buena reputación - dijo.

-Por qué no puedo hablar contigo si lo único que haces es expresarte sobre lo que no te parece bien solo que de una forma un poco bruta, tú mismo lo has dicho ¿no? - dije.

-Me parece interesante tu forma de pensar - dijo sonriendo.

Y interrumpiéndonos cayó un pajarito del árbol, nuestras miradas fueron dirigidas hacia el suelo ha donde se posaba aquel pájaro.

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