Capítulo 1:

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Las risas y platicas sin sentido alguno se perdían entre todas las voces hablando al mismo tiempo dentro del aula

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Las risas y platicas sin sentido alguno se perdían entre todas las voces hablando al mismo tiempo dentro del aula.

En una esquina del salón estaban los típicos imbéciles chicos populares hablando sobre lo que enloquece a los adolescentes: sexo; y sobre 'las chicas más buenas' con las que, según ellos, tenían relaciones. En otra esquina estaban algunas de esas chicas populares de las que ellos hablaban, mientras ellas reían y cuchicheaban sobre esos imbéciles hormonales.

En la fila de adelante, en los primeros asientos, estaban los típicos chicos listos discutiendo sobre sus tareas o algo relacionado con la escuela. En medio los típicos tipos a los que no les importaba absolutamente nada. Todos en aquel salón parecían ser los típicos chicos y chicas que uno podría encontrar en un típico salón de clases, de uno de los muchos que habían en una muy típica y muy, muy aburrida escuela.

Y luego estaba él, caminando por los pasillos solitarios de la escuela, un chico de ojos hazel, y su maquillaje usual en ellos: sombras suaves en color cobre y un delineado difuminado con doble cola, aunque el estilo era casi siempre el mismo le gustaba llevarlo de diferentes colores, siempre y cuando no fueran chillones o muy llamativos. Sus labios eran carnosos y rojos, y a simple vista llamaban mucho la atención; su cabello era negro y un poco ondulado, lo suficientemente largo para taparle las orejas. Vestía esas oscuras ropas que lo caracterizaban: pantalones ajustados negros que le llegaban hasta las caderas, estaban rasgados en la parte de los muslos (a veces de las rodillas), junto con un cinturón tejido en forma de trenza. Llevaba puesta una camisa corta sin mangas que dejaba ver su plano vientre y una camisa semitransparente encima en conjunto con una chaqueta negra, y por supuesto, sus botas negras con una pequeña plataforma que lo hacía ver más alto de lo que ya era. Usualmente le gustaba mostrar algo de piel, nunca se había avergonzado de su cuerpo, además hacía un poco de ejercicio, y sabía que se veía bien.

Algunos dirían que Hwang Hyunjin bien podría parecer el típico chico malo, pero en maricón, ya que sus rasgos eran bastante finos, por lo tanto algo afeminados para gusto de los demás chicos, y envidia de algunas chicas. Era un chico extraño y raro para los ojos de los demás, un chico diferente en todos los aspectos de la palabra, aunque para muchos era el típico chico raro, que aunque no eran comunes siempre había al menos uno en cualquier instituto.

La canción terminó justo cuando llegó a la entrada de la cafetería. «Ya llegó el puto maricón», escuchó que le gritaban, seguido de otros insultos en conjunto de varias risas y algunos otros murmullos; pero fingió no oír.

Usualmente ignoraba a todos a los que le miraban, insultaban, coqueteaban, hablaran (exceptuando a sus dos únicos amigos), o respiraran su mismo aire; por eso mientras avanzaba movía suavemente la cabeza al ritmo de la siguiente canción que empezó a sonar por sus audífonos.

Ojos color tinta |Hyunlix| (Reescrita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora