Capitulo 3

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Luego de 1 hora Thomas sale de la oficina con la rubia y ambos entran en la cocina donde yo me encontraba.

Ella me mira de arriba a abajo y hace una mueca.

- Preparame un café, rápido - Me ordena

"Paciencia Emma, paciencia"

Thomas me observa pero no dice nada, simplemente se dirige hacia la mesa y se acomoda junto con ella mientras yo preparo el bendito café para la reina de la casa, que se note el sarcasmo.

- Aquí tiene - coloco el café frente a ella.

Comienza a tomar el café y lo escupe.

- ¿Pero que diablos es esto? ¿Acaso no sabes hacer nada bien?

Lo que no me esperaba es que se levantara del asiento y me tirara el café hirviendo encima.

- ¡¿Pero que diablos haces Natasha?! - Exclama Thomas mientras se acerca a mi preocupado.

Mis ojos se llenan de lagrimas. "Esto duele"

Thomas me agarra de la mano y me sube al piso de arriba sin prestar atención a los gritos de su novia.

Antes de entrar a su habitación nos encontramos con mi hermana mirándome preocupada.

- Em ¿Estas bien?

Trato de responder pero las palabras no salen. No simplemente por el dolor que provoca el café hirviendo en mi, sino porque todo esto me ha traído recuerdos, malos recuerdos. Simplemente quiero que esta pesadilla termine.

Al ver que no contesto y al notar que estoy a punto de quebrarme Thomas aprieta mi mano y él contesta por mi.

- Tranquila peque, tu hermana esta bien, simplemente la voy a curar, tu ve con Bianca a jugar.

Sara vuelve al cuarto de Bianca y nosotros entramos a la otra habitación. Al cerrar la puerta no lo aguanto y simplemente me derrumbo, ahí, frente a él. Las lagrimas no dejan de salir.

- Ey, preciosa, ¿que te ocurre?¿te duele mucho?

No es el dolor lo que provoca mi llanto, son todos los recuerdos, los gritos , los maltratos.

-Ven aquí, déjame ayudarte ¿Si?

Él me sienta en su cama y con su mano limpia las lagrimas que salen sin parar. Realmente no esperaba eso, cuando lo conocí parecía un ogro y ahora esta aquí, cuidándome sin importarle que su novia esta abajo.

- Preciosa necesito sacarte la blusa ¿si?, necesito saber si estas de acuerdo Em.

Lo miro a los ojos y asiento. Aunque me da un poco de vergüenza que él me vea así, por algún motivo confió en él, no le tengo miedo.

Sin dejar de mirarme a los ojos Thomas levanta la blusa y me la quita dejándola a un lado, luego él se dirige al baño y trae consigo una crema.

- ¿Me dejas ponértela? - pregunta sin apartar la vista de mis ojos.

- Si - hablo por primera vez con un poco de vergüenza por el echo de estar en corpiño frente a él.

Thomas comienza a colocarme la crema provocando que me salga un leve quejido por el contraste de la crema fría con mi piel que en este momento esta ardiendo.

Sin poder evitarlo otra vez las lagrimas comienzan a salir y él lo nota. Le debo parecer una niña débil y llorona.

-Em, linda, no llores, no soporto verte así pequeña, tienes un rostro demasiado bello como para que este lleno de lagrimas. ¿Te duele mucho? ¿Te estoy haciendo daño?

Thomas deja la crema a un lado y con la mano levanta delicadamente mi rostro para que lo mire a los ojos.

- No es dolor - le digo - ya no duele.

Y es verdad, ya no dolía, gracias a él ya no lo hacia.

-¿Y entonces por que estas llorando Em? ¿Se trata de Natasha?, ella no piensa en lo que dice, simplemente es una mala mujer que quiere llamar la atención.

"¿Y entonces por que estas con ella Thomas"

- No me gusta que me griten, me trae malos recuerdos

- ¿Quieres hablar de ello? - me toma la mano y la aprieta dándome su apoyo.

- Preferiría que no, lo siento - no quiero que me vea con lastima por mi pasado.

- Tranquila pequeña, lo entiendo, no quiero que me veas solamente como tu jefe Em, puedo ser tu amigo y puedes confiar en mi para lo que sea. Ahora quédate a dormir acá, mi cama es mas cómoda y por ahora no quiero que trabajes hasta que estés mejor.

No me dejo contestar, simplemente besa mi frente con delicadeza y se retira cerrando la puerta de la habitación, sin darse cuenta del remolino de emociones que había generado en mi.

Luego de haber dormido por unas horas me entero por la pequeña que tenia como hermana que Thomas había discutido fuertemente con Natasha, la cual se largo indignada de la casa luego de que Thomas le advirtiera que si se metía conmigo su relación se acababa.

"¿Como me tengo que tomar eso?"

Pasaron unos días luego de ese incidente y las cosas cambiaron bastante.

Thomas estaba extraño, me evitaba, y no entendía porque. Pense que luego de esa noche podía tratarlo como un amigo pero él me estaba dejando en claro que no podía.

Últimamente simplemente se encerraba en su habitación con Natasha y sus gemidos se sentían por toda la casa. Eso dolía, me dolía demasiado y mas luego de como ella me trato. Pero a él no le importaba.

En esos momentos yo salia con las niñas a dar un pasea y cuando volvía y me lo encontraba él simplemente me ignoraba. No entiendo que le pasaba pero tampoco le iba a rogar.

Thomas

Ella es hermosa. Tienen unos ojos verdes que hipnotizan, esa noche odie ver esos hermosos ojos llenos de lagrimas. No lo soportaba. Su piel es blanca y suave, pasaría toda la vida tocándola, tocándola en donde nadie la haya tocado antes.

Joder, como me encantaría ser el primero en tocar y adorar su hermoso cuerpo.

Sus labios son rojos y gruesos. Me pregunto como sera saborearlos, ¿serán dulces?.

Otra cosa que adoro de ella es su cabello, ese cabello rojizo, hermoso, tan suave como su piel.

La primera vez que la vi no solo pensé en lo hermosa que era, sino en lo frágil y lastimada que lucia, como un cristal a punto de romperse y definitivamente no me podía apartar de ella. Por eso le ofrecí trabajo. No necesitaba una empleada, la necesitaba a mi lado.

Y cuando la tuve frente a mi, sentada en mi cama, tocando su piel para curar el desastre que había hecho Natasha me di cuenta de lo que estaba sintiendo. Estaba sintiendo lo que jure no sentir jamas. Hace tan solo unos días la conocía y ya estaba cayendo por ella, me tenia a sus pies. Definitivamente eso estaba mal. Me tenia que alejar.

Estos días podía ver que la lastimaba con mi indiferencia. Ella no se daba cuenta que yo luchaba por no correr hacia ella, abrazarla, besarla y llevarla a mi habitación mientras le hacia el amor una y otra vez. Pero no podía. Así que hice lo que mejor se me da, fingir.

A través de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora