CAPÍTULO 2

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En medio de la semioscuridad de la habitación, Brian abrió los ojos... era más de medianoche y el hospital permanecía todo lo silencioso que podía estar un lugar atestado de gente enferma; aquí y allá se intuían conversaciones en voz baja y alguna televisión encendida. En el pasillo, pasos que iban y volvían desde el puesto de las enfermeras.

Otra vez tenía esa sensación, un impulso creciente que le llevaba a querer estar en otro sitio.

Observó a su madre que dormía como podía en aquel sofá reclinable con demasiadas horas de uso.

"¿Otro sitio?", pensó. Cualquiera sería mejor que este. "Aquí viene la gente a morir" —le pareció oír la voz de su abuelo materno. Sacudió la cabeza, ¿por qué se acordaba de él ahora?

Se sentía bien, pero los médicos querían seguir hurgando, buscando una explicación a lo que le había ocurrido y Brian lo agradecía, pero solo el pensar cuantos días lo iban a mantener en observación, le provocaba cierta ansiedad.

Miró la puerta... total, salir sería muy fácil. Te vistes y sales por cualquiera de los pasillos de servicio, nadie te va a detener. En pocos sitios eres más anónimo que en un hospital.

Estaba pensando que tal cosa le daría un susto de muerte a su madre, cuando se dio cuenta de que ya estaba frente al armario, lo había abierto y sostenía una sudadera con capucha.

Por un interminable instante, mantuvo una silenciosa lucha interior.

—Bien —murmuró –solo un paseo corto.

MORIR OTRA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora