Mundos de expectativas, crueles realidades.

Susurros que gritan.

Un susurro
se escucha a lo lejos,
parece un zumbido del viento.
Caminando sin dirección aparente
tratando de escucharlo más fuerte.
Pisando despacio
procediendo lentamente,
para que no tape esa voz lejana
el ruido de las hojas crujientes.
Agudizando mi oído
sigo el mismo camino.
Se escucha más fuerte,
es la dirección correcta aparentemente.
Esa voz ya no era un simple murmullo,
se había vuelto audiblemente fuerte,
sin embargo no era capaz de enternderle.
Llegué a una cueva,
entré sin pensarlo dos veces.
El sonido incrementaba
y cada vez hacía más frío.
Estoy en lo último de la cueva,
al final del camino,
donde no se ve nada,
y cada vez hace más frío,
donde el susurro se combierte en grito,
y ya no veo la salida.
Son mis miedos, mis temores,
el impedimento de mis acciones,
lo que no me permitía disfrutar la vida.
Fue ahí que los encerré,
en lo más frío y oscuro,
un lugar casi sin salida,
donde me juré jamás entrar
ya que si lo hacía
no saldría siendo la misma,
tendría que vencer cada uno de mis miedos
para hallar la salida,
Sería difícil pero lo lograría.
El susurro se volvió grito,
y el miedo en pesadilla.

Lourdes O.