El atrayente disfraz de una mentira.

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Que ingenua que era la niña,
contemplando la Luna,
como una enorme perla, recién pulida.
Y de día admirando el Sol,
como la más bella estrella,
como si fuera algo inefable en su vida.
Viviendo en una eterna mentira,
sin saber que el día y la noche
en su cárcel por momentos se transformaría.

Lourdes O.

Mundos de expectativas, crueles realidades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora