Lealtad.

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Luego de lo sucedido con Melissa Williams hace algunos días, casi no se reportaban casos de rebeldía en todo el Hearfect y eso alegraría a Fletcher de no ser porque los ataques de exiles se habían visto incrementados casi un 40%. Hasta se habían avistado exiles atacando edificios gubernamentales para matar políticos o personas con cargos importantes.

Todo esto no le agradaba para nada a Joseph Kingston, el actual presidente de La Administración, descendiente del fundador de esta y el Hearfect. Y las consecuencias de este disgusto por parte de Joseph las sufrían los jefes de policía de cada ciudad, por no asegurar bien dichos edificios, inclusive el padre adoptivo de Fletcher, Nicolas Brown.

Entonces, dichos jefes de policía decidieron aumentar la seguridad en la capital y sectores importantes, descuidando sectores como poblados o la misma muralla.

De alguna forma, el hecho de que los exiles invadan el Hearfect sólo para matar, alegraba ligeramente a Fletcher, ya que eso indicaba que realmente eran enemigos despiadados y que los grupos que los apoyaban estaban errados, quizá por eso habían reducido su influencia.

Aunque Nicolas no compartía el sentimiento y se lo haría saber. Esperó que su familia termine de cenar para juntar los platos y pedir ayuda a Fletcher para lavarlos.

—Qué raro que pidas ayuda papá, siempre haces esto solo —dijo extrañado Fletcher mientras se arremangaba y se preparaba para lavar—. ¿O es que pasó algo?

—Escucha, Flech —habló Nicolas calmadamente, pero dejando ver el cansancio que llevaba encima—. Sé que sabes lo tensa que está la situación con Joseph y los demás jefes, y conozco el esfuerzo diario que haces para hacer tu trabajo de la mejor forma, lo agradezco de hecho. Pero últimamente siento que ya no puedo más, las exigencias cada vez son mayores y me superan, no tengo pistas como para saber qué hacer y Joseph está esperando una pronta solución por mi parte.

—Papá, tranquilo —trató de calmarlo Fletcher—. Seguramente es algo temporal, siempre salimos de situaciones complicadas, sólo tenemos que confiar en la mano derecha de Joseph, a él siempre se le ocurren soluciones y nuevas formas para todo.

—¿Hablas de Gonzáles?

—Si, ese mismo. Es quién nos sacó de la mayoría de aprietos desde que se incorporó a La Administración, ¿no?

—No lo sé hijo, sus ideas son muy pacíficas, y no creo que haya solución pacífica para frenar los ataques. Tengo el presentimiento de que se acercan tiempos oscuros y me preocupan ustedes, no quiero involucrarlos.

—Papá, el Hearfect nunca nos falló, no le fallemos nosotros tampoco, trabajemos duro y estoy seguro de que todo saldrá bien —lo motivó Fletcher mientras mostraba una sonrisa confiada.

—Bien, hijo. Por el amor y el juramento que le brindé al Hearfect, y por ustedes, daré lo mejor de mi mismo y espero lo mismo de tí.

Fletcher asintió.

Terminaron de lavar, acomodaron lo que quedaba en la mesa y se fueron a dormir.

Al día siguiente, ambos desayunaron y se fueron juntos a la comisaría a empezar con otro arduo día de trabajo.

Luego de unas horas, el secretario de Gonzáles llamó para solicitar un alto nivel de seguridad en el ayuntamiento de Balney. Ya que Gonzáles se reuniría con otros jefes importantes para buscar una solución a todo este conflicto. Noticia la cuál alegró a los Brown. Aunque en el fondo sabían que iba a costar.

—¿Ves? —Fletcher se dirigió a su padre con una mirada pícara, ya que aparentemente el había tenido razón y se acercaba una solución a todo este caos.

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⏰ Última actualización: Jan 30, 2023 ⏰

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