Lo siento.

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En la profunda oscuridad de una habitación completamente cerrada, se encontraba Sammy, quién, desorientado, trataba de buscar alguna salida, alguna pared o algo que le dé indicios para saber dónde se encontraba, sin conseguir nada.

Trató de quejarse pero se dió cuenta de que tenía la boca tapada por algún tipo de cinta, la cuál no podía quitarse.

A la lejanía, vió que una luz se encendió, rápidamente empezó a correr hacia ella y, a medida que se iba acercando, notó que alrededor de aquella luz había gente, mucha gente, voces, abucheos, gritos, había odio en el ambiente y no podía entender el porqué, hasta que, estando a unos pocos metros se dió cuenta de que la luz provenía de una televisión, un noticiero específicamente.

En él vió la razón de los abucheos de la gente, y no pudo evitar sentir una pesadez horrible. Era Melissa, siendo golpeada y maltratada, estaba seguro de que había unas letras en el pie de la noticia, dando contexto a las imágenes que estaban siendo reproducidas, pero sus ojos llenos de lagrimas no lo dejaron distinguir qué decía, sin embargo sus oídos si le permitieron oír claramente los gritos de la gente, abucheando y gritando comentarios de odio hacia Melissa, quién había sido su mejor amiga y él abandonó.

Él trataba de hablar, de defenderla de esa enardecida multitud de gente que parecía odiar a su amiga de toda la vida sin siquiera conocerla, pero su boca permanecía tapada por aquella cinta, la cuál, a la luz de la televisión distinguió como una cinta policial, Sammy se la arrancó, junto a una parte importante de sus labios, derramando grandes cantidades de sangre pero esto no le importó, lo único que pasó por su cabeza fue gritar, gritar y hacer entender a toda esa gente que estaba equivocada, y entonces gritó..

*****

—¡Sam, despierta! —gritaba preocupada Carol, su madre, quién estaba sentada al lado de él en su cama.

—¿Eh?, ¿q-qué pasó? —preguntó confundido el no del todo despierto Sammy.

—Al fin, me estabas preocupando, empezaste a jadear y a sudar excesivamente y pensé que estabas teniendo una pesadilla. ¿Estás bien?

—Eh.. si, mamá, todo bien, no recuerdo que estaba soñando —mintió el jóven para no preocupar a su madre más de la cuenta—, pero gracias. ¿Qué hora es?

—Bueno, me alegro de que estés bien, hijo —dijo con una sonrisa en el rostro—. Son al rededor de las siete. Duchate, desayunemos y vayamos a casa de Sandra, ¿te parece?

—Claro, en seguida me levanto —Su madre asintió y salió de la habitación—. Así que lo de Melissa no fue un sueño.. Pero ¿Qué fue este sueño?, ¿significará algo? —Sammy negó con la cabeza, se levantó y fue a ducharse.

Minutos más tarde se encuentra con su madre en la sala, quién lo esperaba con una taza de café y tostadas para ambos.

—Buenos días, señor —lo saludó su madre con cariño.

—Buen día, Carol —devolvió el saludo Sammy con simpatía y se sentó en la mesa a comer.

—¿Cómo estás? Te noto menos enérgico que de costumbre, ¿estás preocupado?

—Si, un poco —la expresión de Sammy se llenó de angustia y pesadez—. ¿Crees que Melissa esté bien?, ¿crees que la exilien?

—No tenemos forma de saber aún hijo, solo queda esperar y tener fé —dijo Carol con una gran sonrisa en su cara para animar a su hijo, aunque en el fondo sabía que seguramente Melissa no se encuentre dentro del Hearfect ya, pero no tenía la fuerza aún para decirle la verdad a su preciado hijo.

HearfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora