5.- Encuentros destinados

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5.- Encuentros destinados

Jingyi se volteó siendo una mezcla de temor y ansiedad, y ahí fue que se encontró de frente a Lan Sizhui. Era tal como recordaba, tenía un rostro amable, grandes ojos violeta y su peinado conservaba la misma forma que en el pasado, la única diferencia es que su larga coleta ya no existía.

—Muchas gracias. Un gusto, soy Jiang Jingyi —dijo el menor tratando de parecer lo más normal posible.

—No es nada, soy Wei Sizhui, cualquier duda que tengan del museo me pueden consultar.

Tanto Xichen como Jingyi quedaron alerta al escuchar ese apellido, debían existir millones de personas con el apellido Wei, pero de todas maneras era mucha coincidencia ¿Realmente Sizhui en esta vida también estaba relacionado de alguna manera con Wei Ying?

Jiang Jingyi suspiró, había sido demasiado tiempo de paz en esta vida, parecía que todos los jugadores volvían a su posición, como si hubiese un hilo que conectaba todas estas almas al mismo lugar.

"Ya tendré tiempo para ponerme filosófico ¡Debo seguir hablando con Sizhui!". En contraposición a sus pensamientos de que todos y todas estaban destinados a reunirse en esta vida, también temía que si los soltaba, desaparecieran entre el mar de gente. No quería alejarse del que alguna vez fue su mejor amigo.

— ¿Eh? ¿Por qué sabes tanto del museo? ¿Acaso trabajas acá siendo tan joven? ¡Si te ves de mi edad! —dijo Jiang Jingyi forzando la conversación.

—No trabajo acá, pero mi papá sí, llegamos hace muy poco al país, así que no conozco mucho más que este museo —respondió Sizhui con una sonrisa.

Lan Xichen quería desviar la conversación a ese papá suyo para comprobar sus sospechas, pero sería bastante forzado hacer eso.

—Oh, es una verdadera lástima que alguien joven solo se dedique a conocer el museo y no a la vida real, deberíamos ser amigos.

Sizhui se sorprendió de la amabilidad de esta persona y asintió, llevaba ya dos semanas en el país pero por fin podía hablar con alguien de su edad de manera casual.

—Oh, por cierto, te presento a Lan Xichen, profesor de historia, amigo de mi familia y próximamente mi padrastro.

— ¡Jiang Jingyi! —Exclamó avergonzado Xichen.

—Lo lamento, aún no tienes la autoridad para regañarme —respondió Jingyi con una sonrisa burlona.

Lan Xichen no supo cómo seguir respondiendo, así que suspiró y decidió seguir las instrucciones de Sizhui para llegar a la sección de cultivadores. Caminó junto a Jingyi, quien no desperdició la oportunidad para invitar al otro joven con ellos.

No era buena idea que Sizhui los acompañara, Lan Xichen sentía que debían hablar de muchos temas; pero por otro lado, no pudo oponerse a la presencia de ese chico, después de todo en su vida anterior había sido su sobrino a quien ayudó a cuidar por muchos años: educado, correcto, amable y justo; un ejemplo perfecto de todos los valores que Lan Zhan había inculcado en él.

¿Cómo sería ahora que Lan Zhan no era su padre?

...

..

.

A pesar de que intentaba prestar atención al inventario que tenía frente a sus ojos, Jiang Cheng no podía evitar mirar constantemente la hora en su reloj, el museo estaba realmente cerca, pero eso no evitaba que se preocupara.

—A-Cheng —una suave voz lo sacó de sus pensamientos, la voz más dulce para sus oídos.

Quitó la vista del inventario y observó a la linda chica de largo cabello negro que ingresaba a su tienda. Era una chica de estatura promedio, con unos brillantes ojos dorados que vestía una blusa blanca y una larga falda morada.

Tal vez en esta vidaWhere stories live. Discover now