Abrí mis ojos lentamente, el aroma del almuerzo invadía mis fosas nasales. Como si fuera una afirmación a mis pensamientos mi estomago rugió en ese mismo instante. Moria de hambre. 

Erguí mi cuerpo sobre la camilla y baje mis pies hasta el suelo, divisé no muy lejos mis botas, extendí mi cuerpo en su dirección y con mi brazo extendido las acerque hasta mi.

Me calce y le regale todo el peso de mi cuerpo a mis cansados pies, gruñí ante el esfuerzo, lentamente me acerque a la puerta, de un empujón la abrí y salí de allí. Desde la amena charla que tuve con Alby y su rotunda negativa a devolverme mis preciados pedazos de metal afilado había pasado un día mas, y lo había pasado durmiendo, exactamente como el anterior a ese, ya era momento de salir de la cueva.

Me acerque a la fuente del fantástico olor que me invadía. Una olla tan grande como para un batallón yacía colgando de una estaca sobre el fuego, mientras un corpulento moreno cortaba verduras de espalda a esta. El peso de una mano se posó sobre mi hombro, me di media vuelta y en mi campo visual entro el rostro del hombre con el que mas palabra había intercambiado durante mi duración en ese lugar. 

- Tenemos pendiente la charla de bienvenida - Rodé los ojos mientras mi cabeza se movía de izquierda a derecha en negación. 

- Solo escupelo de una vez, lo mas resumido que puedas, estoy a punto de morir de hambre - le reclame.

- Bien, comemos aquí. Dormimos por allí - apunto hacia unas cuantas hamacas debajo de diferentes toldos techados con tela y hojas. - Cultivamos la comida y hacemos nuestros refugios, lo que necesitamos nos lo da la caja - ante la interrogación que se poso entre mis cejas fruncidas Alby prosiguió a apuntar un par de compuertas incrustadas al suelo, la jaula en la que llegue aquí - Sube una vez al mes con provisiones y un nuevo novato, este mes eres tu... felicidades - le regale una sonrisa amarga - Si respetas este lugar, tu y yo nos llevaremos bien... existen tres reglas. Uno, haz tu parte, no queremos holgazanes. Dos, jamás lastimes a otro habitante, jamás, Alya; esto funciona porque hay confianza... Y lo mas importante, no intentes salir de estos muros, nunca ¿Entendiste novata? - Asentí.

- ¡Oye Sarten, pásame dos! - grito en mi dirección, llamando la atención de alguien detrás mío, me corrí dos pasos del camino, desvié mi mirada hacia la recepción de la exigencia de Alby y me encontré con el corpulento muchacho que cocinaba sirviendo dos platos, me adelante tan rápido como pude y recogí el mío, agradeciendo entre susurros.

Encontré asiento en un tronco partido sobre el suelo, cumpliendo la función de un banco. Acerque la cuchara revalsante de comida hasta mi boca y sin detenerme a saborear todos los aromas que desprendia la jugosa pasta de aspecto sospechozo debajo de mi nariz decidi 

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⏰ Última actualización: Apr 05 ⏰

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The Maze (Newt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora