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Day 2: Coffee Shop.

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Shōyō no esperaba encontrar a su ex en la misma universidad.

Tampoco en el mismo trabajo.

Tres meses atrás, Shōyō llegó a Tokio con la sonrisa más radiante que alguna vez mostró al público. Pese a que no tenía dinero suficiente para pagar una universidad privada, logró ingresar a una gracias a la beca que consiguió. No desperdició meses en múltiples esfuerzos y sesiones largas de estudio con la ayuda de Akaashi, su mentor desde primero de preparatoria.

Le costó, pero lo hizo.

Pasó sus primeros días buscando empleo porque, ¿para qué perder el tiempo recorriendo Tokio? Ya no era un niño y los libros no se pagarían rezándole a Dios.

Su peor error fue ver el cartel de "se busca empleados" en la puerta de una cafetería cercana a su campus.

Tal vez si debió rezar por buena suerte la última vez que fue a un santuario.

En su primer día de trabajo, descubrió que Miya Atsumu era un empleado con más de un año de experiencia. Sí, el maldito Miya Atsumu. El hombre que fue dueño de cada uno de sus suspiros cuando era una especie de adolescente en apuros.

Planeó renunciar inmediatamente después de que vio el rostro de ese tipo. No obstante, ¿cuántas oportunidades le daría la vida?, ¿cuántas veces tendría a un hombre bajito, con ojos cafés y grandes lentes siendo su jefe? Takeda-san tuvo grandes expectativas en Shōyō desde el primer día, ¿qué tan insensible sería el pelinaranja?

Lo soportaría, lo juró.

Una semana más tarde, descubrió que Miya Atsumu no lo estaba siguiendo al campus, sino que también residía en los dormitorios. Afortunadamente, su edificio era distinto y no tendrían que compartir las mismas escaleras para llegar a su destino.

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—Uh, Hinata-kun, ¿le agregaste un terrón de azúcar extra a mi café?

—Creo que sabe un poco más dulce de lo habitual.

—¿Hinata-kun?

Shōyō parpadea siguiendo la voz que lo llama, abandonando la especie de coqueteo que le están dando a su ex novio. Los miraba por curiosidad y por si la muchacha causa una especie de conflicto, nada más que agregar.

—Lo siento, Hoshiumi-san. ¿Qué sucedió?

El chico gaviota bebe otro sorbo de café.

—Estaba diciendo que deberías dejar de babear por tu compañero de trabajo.

Hinata arruga las cejas.

—¿Qué?

Hoshiumi suspira.

—Nada, simplemente la próxima vez asegúrate de entregar los pedidos tal y como se pidieron.

Shōyō se avergüenza al instante.

Lleva aquí casi dos meses, ¿sigue fallando en su trabajo? Atsumu se encargó de él las primeras semanas, no fue para nada cruel y lo trató de la forma en la que tratarías a cualquier compañero nuevo e inexperto. Fue amable, Atsumu fue muy amable.

¿Así que por qué continua tan distraído?

Es cierto que Atsumu ha cambiado mucho.

Se ha cambiado el peinado y se aclaró el cabello y ahora es igual que una especie de rubio platino. Se hizo estúpidamente más alto, superando por mucho la diminuta estatura de cierto pelinaranja. Sus músculos crecieron tanto como la carne de sus muslos, su rostro sigue viéndose suave y sus cejas perfiladas lucen muy...

ATSUHINA WEEK 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora