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Day 3: Apocalypse

Advertencias: Menciones de violencia, sangre, etc.

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Hinata se recuesta con cuidado en el suelo, causando el menor ruido posible. Coloca el M82 entre sus brazos y ajusta la mira en la posición recomendada por Akaashi-san la última vez que lo vió. El menor suspira, debe mantenerse sereno, ese el truco para este tipo de tareas. No sería tan difícil si tuviera que asesinar un par de zombies o animales mutantes, lo ha hecho desde que aprendió a usar el francotirador.

Sin embargo, cazar no es lo suyo.

El pequeño conejo de textura blanca se remueve a través de los arbustos, dudando de su hábitat natural. Parece encontrarse solo y no es realmente anormal que se encuentre suelto. Los animales que fueron infectados por el viernes murieron al instante, a diferencia de los humanos que lastimosamente se convirtieron en seres defectuosos en la peor pandemia ocurrida hace 3 años atrás.

El conejo aparentemente encuentra algo con lo cual distraerse, rasgando sus uñas en la tierra. Se hallan en un campo medianamente abierto, Shōyō oculto entre algunos árboles, sus dedos apretando el gatillo. Los segundos transcurren y Hinata es consciente de que no puede fallar aquí y ahora. Es su oportunidad, no puede ser el único en que no sepa conseguir carne fresca en todos estos años de entrenamiento.

Una brisa se acerca sigilosamente, Shōyō lo siente expandirse en la tela de su espalda. Hinata observa al animal con ojos de ciervo, si tarda un minuto más la presa escapará. Está posicionado en el sitio perfecto, ha guardado el silencio adecuado, el animal ni siquiera parece haber notado su existencia. Entonces, ¿por qué razón no logra llegar al final del gatillo?

Shōyō ha practicado por un prolongado tiempo, fallando débilmente en todas las ocasiones. Su corazón se estruja siempre que el animal se halla en su mira, justo cuando es capaz de dispararlo sin más. ¿Por qué debería matarlo?, ¿esto no afectará a su especie también? Son pensamientos hipócritas, porque Hinata no piensa así de ellos en otro momento. Es estúpido ya que jamás será capaz de conseguir ese alimento con sus propias manos.

-Shōyō-kun, es hora de irnos.

Hinata frunce el ceño, ignorante a las palabras. Analiza una vez más a través de la mira, va a hacerlo, no lo distraigan ahora, él... no hay nadie allí. El conejo ha desaparecido de la luz, ya no queda nada. Shōyō muerde su labio inferior, maldita sea. ¿Qué tan inservible será?, es incapaz de creer que sea tan habilidoso en otros aspectos y esto cueste como asesinar a una persona real.

-Se está haciendo tarde, Shōyō -repite la voz que tanto ama-. Levántate.

Shōyō deja el gatillo en su antiguo lugar, sentándose de rodillas y separándose levemente del arma para entregarla al hombre parado en su talones. Atsumu lo toma y Hinata no podrá adivinar que expresión lleva ahora, no se atreve a mirarlo a los ojos. Escucha al mayor hacer un par de cambios antes de que le extienda una mano a Shōyō ayudándolo a levantarse. El pelinaranja lo ignora, reuniendo la fuerza suficiente logra hacerlo por su cuenta.

Juntan sus pertenencias, las armas y las presas que Atsumu capturó durante la tarde. El rubio no dice nada en el camino hacia el auto 4x4 blindado, Shōyō finge analizar el ambiente cuando en realidad no hay nada. Se han ocupado de limpiar el panorama aunque de todos modos no fue un trabajo duro, a diferencia de los zombies normales, los mutantes más desarrollados y considerados especiales habitan usualmente las casas o lugares cerrados, y no suelen deambular de día.

Shōyō termina de ayudar a Atsumu y se dirige a la parte del conductor, sus pies se detienen al instante.

-¿Qué crees que haces?

ATSUHINA WEEK 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora