Era odioso, ridículo, escandaloso, malhumorado, grosero y desconfiado.
Todo lo peor que puede tener un chico a mi parecer. Más de una vez le había proporcionado un golpe a alguien de la escuela por razones como "mirarle de forma desagradable", ya fuera dentro o fuera del campus de la Universidad, sin importarle que fuera suspendido por el director o que lo echaran de la beca por semanas o incluso que no le permitieran tomar trabajos extras o de recuperación para alguna asignatura, todas esas terribles consecuencias de sus actos parecían no importarle al chico de mirada de fuego.
No tenía un círculo de amistades, ni mucho menos. Verle dirigiéndole la palabra a alguien que no fuera un profesor era simplemente un milagro.
Me impresionaba que alguien como él estudiará en la Universidad de Bellas Artes, y sí, era uno de los más talentosos de nuestro curso, sus obras llamaban muchísimo mi atención pues tenían mucha profundidad y ponía en evidencia sus habilidades. Ejecutaba cada trazo de manera estelar y sacaba sobresaliente en casi todas las modalidades. Era un desperdicio que su actitud opacara su gran talento.
Era muy temido entre los chicos e inesperadamente atrayente para las chicas, hecho que no dejaba de sorprenderme puesto que a mis ojos no era más que un chico problemático y violento con el que no quería ni la más mínima interacción.
Llevábamos en el mismo salón de clases desde primer año y nunca había tenido que dirigirle palabra salvo para dar unos buenos días totalmente forzados que nunca devolvía, más volteaba a verme con su severa mirada alguna que otra vez que no usaba sus audífonos.
Me consideraba una persona muy amigable, siempre estaba rodeada de gente y durante estos tres años había hecho amistad con casi todos en el campus pero este chico en particular desde el primer día de clases me había repelido completamente.
Sin razón aparente le había roto la nariz de forma magistral a otro de nuestro curso, le había gritado varias obsenidades, había llamado incompetente al profesor que desaparto la breve pelea y había insultado al decano por castigarlo.
No le resultaba para nada difícil ni vergonzoso exponer sus criterios sobre el trabajo de sus compañeros cada vez que tocaba un trabajo en parejas, lo que había hecho llorar a más de uno, ofendiendolos sin miramientos, señalando "la mierda" que estos eran ante sus ojos. Sin mencionar que no llamaba por su nombre a ninguno, solía referirse a sus compañeros de clase por algún rasgo físico o algún que otro insulto más sutil de los que normalmente usa.
Por esa razón, mis propios compañeros me habían metido en un problema que me pagarían después. En cuanto el profesor había dado la orden de hacer parejas todos habían corrido como si su vida dependiera de ello sin tomarme en cuenta y cuando me di cuenta me había quedado sin pareja para el trabajo y todos sabíamos que era lo que eso significaba...
Maldecía a todos aquellos que decían ser mis amigos, maldecía a Dios por no tenerme ni un poco de misericordia, al profesor por idear tal trabajo,maldecía a todos por cualquier razón existente, maldecía incluso hasta el árbol que se encontraba afuera del salón de arte a dónde me dirigía para hacer el endemoniado proyecto
Él estaba suspendido otra vez, le había arrojado su almuerzo al idiota, ególatra de Higgins, quien se quejó con el director con maestría y por ello le habían impedido hacer este trabajo, que significaba puntos extra para la nota final. Hoy no había asistido a clases, estaba molesto al parecer.
Este hecho no me afectaba en lo más mínimo, la nota era individual, solo nos agrupamos en pareja para usarnos mutuamente como modelos, porque sí...tenía que pintarlo, justo a él y captar su "esencia"¿ Que se suponía que debía hacer? ¿Hacerlo posar junto a una navaja? No tenía idea de a dónde iba a parar mi trabajo si dependía de alguien con quien era imposible hasta entablar una conversación mañanera, a quien sostenerle la mirada era una una prueba impuesta por los dioses.
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En Primera Persona
Storie d'amoreMuy pocas veces somos capaces de controlar nuestros sentimientos, seguimos intentando sin éxito ponerle frenos a algo que es imparable una vez echa a andar. Buscamos más de mil excusas para negarlos o reprimirlos, pero basta solo una en contra para...