Chapter 5

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Estando en discreción te miro atentamente detrás del montículo de toallas apiñadas cerca de las barras; presa viva, presa celestial, podría decir: nadie se te puede comparar.

Tus hermosas caderas demuestran que los chicos cómo tú son perfectos.

Tu nariz pequeña y ligeramente respingada me hacen querer mimarte, ¡ay! pero si pudiera, ese es mi dilema.

Y tus ojos, que decir de tus ojos. Cual miel sagrada que brota del más fino panal se ilumina con los rayos del sol y cambia su tonalidad.

Pero mi alegría no dura mucho porque al parecer tienes que irte de aquí.

Caminas y caminas hasta que te pierdes de mi vista, la soledad vuelve a reinar en mi ser y solo espero el siguiente momento en que pueda verte de nuevo.

El Chico Al Otro Lado Del CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora