Jamás había conocido a alguien que le quedara tan bien el color carmín.
⋅ ୧ Inicio : O1/O3/21
⋅ ୧ Final : O7/O3/21
⋅ ୧ Adaptación autorizada
⋅ ୧ Original de @DANUs_room
⋅ ୧ Ediciones por @namciels <3
⋅ ୧ Jaemin top! Renjun bottom!
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no importaba lo mucho que renjun le hubiera insistido a jaemin para verse en algún lugar, el castaño no dió su brazo a torcer y fue por él hasta su casa, no pregunten cómo sabía su dirección, ya conocemos al responsable de ello.
decir que había estado nervioso durante todo el rato mientras esperaba, era quedarse corto.
el chico no tuvo un colapso ahí mismo solamente porque estaba su madre distrayéndole lo suficiente.
— cariño, por favor, arruinarás tu maquillaje si sigues sudando así. — le había dicho su madre.
— no traigo maquillaje mamá.
— dile eso a toda esa sombra en tus ojos. — renjun no pudo evitar sonrojarse por eso.
había estado desde el día anterior buscando qué ponerse. un trabajo demasiado difícil tomando en cuenta que nada le convencía. además, sabía que tendría pocas horas después de la escuela para arreglarse, antes de que jaemin finalmente llegara.
no había manera en el infierno en que renjun no negara haberse preocupado por su apariencia el día de hoy.
llegando a la escuela llegó directamente a tomar una ducha. tomó su conjunto de ropa y se lo colocó cuando ya había secado su cuerpo y colocado desodorante en aerosol.
se había comprobado frente al espejo por lo menos diez veces antes de asentir a su reflejo y bajar a la sala. en sus bolsillos del pantalón llevaba su celular, llaves de la casa, y ese bálsamo con sabor a cereza, que por cierto ya había aplicado en sus labios.
su madre le había visto fijamente durante casi un minuto en completo silencio y él nunca se había sentido tan analizado.
— ese chico definitivamente te trae loquito. — había dicho su madre después.
el carmín subió a sus mejillas rápidamente. se habían quedado en la sala mirando televisión, o por lo menos la señora huang lo hizo, porque renjun estaba más concentrado en la hora que marcaba el reloj de su celular.
na jaemin: estoy llegando.
ese simple mensaje de dos cortas palabras bastaron para desatar el caos en el organismo de renjun.
de pronto el pelinegro creería que se desmayaría en cualquier momento, o que vomitaría sobre la alfombra. sin poder evitarlo pegó un brinco cuando el timbre sonó.
su madre le mira, sonriendo divertida, y renjun se levanta antes que ella para ir hasta la puerta y abrirla. ay, diosito.
jaemin trae sus castaños cabellos cayendo sobre su frente, lleva unos pantalones no tan apegados a sus piernas de color negro, junto a una polera gris y suéter abierto de colores cálidos, acompañado de un collar, y finalmente unas converse blancas.
renjun cree que acaba de llenar una cubeta, de pura saliva. aunque no está peor que jaemin, porque el chico frente a él vestía un jeans negro algo ajustado a sus piernas, resaltando sus muslos, una polera negra junto a una camisa a cuadros roja, y unas vans negras. había aplicado un poco más de sombra de la que acostumbraba y delineado perfectamente sus pequeños ojos. su cabello estaba algo desordenado, cayendo sobre su frente.
JO-DER. justo cuando creía que su corazón no podía latir más rápido.
— hola, jaemin. — dice renjun regresando a la normalidad. podría pasar la noche entera sólo observando a jaemin, pero si querían tener esa cita sería mejor que ambos reaccionaran.
— hola y lo siento. — dice jaemin, dando un paso dentro de la casa.
renjun frunce su ceño confundido, y está a punto de preguntarle a jaemin si es que acaso cancelaría la cita, o qué demonios pasa y por qué carajos estaba pidiéndole disculpas, pero la respuesta llega cuando jaemin le toma firme pero no brusco de la cintura, sus diez largos dedos estrechando la cintura contraria, y le acerca hasta que sus cuerpos están totalmente juntos, ni el mismo aire pudiendo pasar entre ellos.
— jaemin, ¿qué dem- — la pregunta muere en su garganta cuando su boca es atacada por los labios ajenos.
le toma exactamente dos segundos cerrar sus ojos y dejarse llevar. deja que sus manos suban del abdomen hasta el pecho de jaemin en un ascenso de caricias sutiles que le ponen la piel de gallina al castaño. continúa su ascenso hasta que sus brazos están rodeando el cuello ajeno, sus dedos acariciando las hebras castañas. todo es un revoltijo de emociones, saliva, y dientes tirando sin rudeza de los belfos ajenos, succionándolos con fervor.
y renjun tiene que sujetarse de los hombros de jaemin antes de caer cuando sus rodillas se debilitaban, luego de que jaemin recorra con la punta de su lengua sus dos labios, succionándolos con fogosidad hasta dejarlos hinchados y punzantes.
a jaemin le toca aguantarse un gemido en la garganta cuando renjun roza la zona erógena detrás de su oreja, justo bajo el lóbulo.
les toca separarse cuando sus pulmones suplican una pausa para recuperar el aire perdido. sus respiraciones están agitadas, sus corazones frenéticos, sus labios rojos, hinchados y punzantes, brillosos por la saliva ajena.
renjun tiene un bello carmín demasiado notorio en todo el rostro, punta de las orejas y cuello. rodea el cuello de jaemin con sus brazos, y jaemin tiene su agarre en la cintura ajena bien afianzado.
— te pusiste el bálsamo. — afirma el castaño, pasando la lengua por sus propios labios, retirando la saliva de renjun y el restante del bálsamo de cereza.
— p-pues... yo... t-tú dijiste que lo hiciera...
— me encanta. — comenta jaemin sonriendo. — ahora vamos a conocer a mi futura suegra. — dice mientras guiña un ojo y da un rápido beso en la punta de la nariz de renjun.
éste la frunce ante el contacto y comienza a moverla tiernamente al sentir cosquillas.
— pareces un lindo hámster — el carmín viaja a sus mejillas más rápido que un chasquido de dedos.
ambos caminan hasta la sala, con renjun delante, y se quedar de pie frente a la señora huang.
— antes de que digan algo — dice la mujer poniéndose de pie, examinándolos de pies a cabeza. — vamos a hacer de cuenta como que ustedes no sé comieron la boca en la puerta de mi casa, yo imaginaré que sus labios no están rojos e hinchados y ustedes harán de cuenta que yo no ví nada, ¿okay?
bueno, el carmín también luce bien en el rostro de jaemin, decidió renjun al verle sonrojarse avergonzado por las palabras de su madre.
síp, esa era huang yuqi, señoras y señores, y era sólo el comienzo.
buena suerte, na jaemin.
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