Capítulo 8: Una dura lección.

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Ha pasado una semana desde que el señor Shishio me encerró en esta celda, Aneko me ha estado trayendo la comida todo este tiempo y se nota lo mucho que le afecta verme aquí encerrada.

-Akina, me da mucha pena verte así... ¿Qué fue lo que pasó que te tuvo que encerrar?-

-¿No te lo dijo Ayuki?- La miro sorprendida.

Ella niega con la cabeza mientras toma la bandeja con los trastes vacíos.

-El señor Shishio le prohibió hablar sobre el tema-

-Pensé que te lo había dicho ya que no me lo habías preguntado antes-

-La verdad es que no tenía valor de preguntar- Ríe de forma nerviosa mientras me mira con curiosidad.

-Bueno... lo que sucedió fue...-

-Ya es hora de que te vayas, recuerda que el señor Shishio dijo que nadie puede interactuar con la prisionera- El guardia en turno me interrumpe.

Miro a mi amiga y le digo en voz baja que luego le cuento, ella camina en dirección a la puerta y cuando pasa a lado del guardia, lo mira de arriba abajo y le hace una mueca de desprecio, él gira los ojos y niega con la cabeza.

Me acomodo en un pequeño trozo de tela que está ahí tirado en el suelo y me acuesto a dormir un rato, quiero despejar mi mente.

-Despierta Akina-

El sonido de un golpeteo metálico me despierta, miro en dirección al sonido y veo al guardia de hace un rato.

-Pensé que ya te habías ido-

-No, quise quedarme un rato más para saber si estabas bien...- Baja la mirada mientras abre la puerta. –La verdad es que me preocupe un poco al ver que no reaccionabas-

-Ah, perdóname... es que me quede completamente dormida-

Me levanto del suelo y espero a que él entre ya que dudo mucho que me esté dejando salir.

-Vamos, el señor Shishio solicitó tu presencia-

-¿De verdad tengo que ir?- Digo con mucho disgusto mientras salgo de la celda.

-¿Prefieres quedarte aquí encerrada de por vida?-

-No me molestaría en lo absoluto...- Miro mis manos por un momento. –El señor Shishio no es la mejor persona del mundo y no es que me fascine lidiar con él-

-Yo la verdad estoy muy agradecido con él-

-¿Por qué?- Lo miro con curiosidad mientras caminamos.

-De no ser por él no tendría trabajo, cuando la era Meiji inició hicieron muchos recortes en el área de la policía-

-Ya veo...-

-No sé cuál sea el caso por el cual estás aquí, pero creo que mínimo le debes algo de respeto al señor Shishio por tenerte aquí, que tienes comida, ropa y dinero-

-Dinero no... pero del resto es verdad- -Pero no es como que necesitara que me trajera acá a la fuerza ya que con mis padres estaba muy bien- Digo en mis adentros.

Llegamos hasta la habitación del señor Shishio y el guardia se retira, abro la puerta lo suficiente como para poder asomar la cabeza, por mi mente pasan los peores escenarios posibles.

-Entra- El tono de voz de Makoto es bastante serio, tanto que me dan escalofríos.

Entro con mucho temor a la habitación y cierro la puerta detrás de mí.

-¿Aprendiste tu lección?-

Me muerdo levemente el labio mientras bajo la mirada; No me puedo creer que me encerró solo para darme una lección, este hombre definitivamente no conoce los límites.

Un amor extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora