Sweet Talker

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Un cansado suspiro salió de los labios de Tzuyu en cuanto estuvo en el interior de su vehículo, estaba tan concentrada en eliminar aquel amargo sentimiento de su interior que no se dio cuenta de como después de cubrir a la pequeña Yeji con una manta, Mina la observaba desde su ventana.

La japonesa tenía un nudo en la garganta y por más que trató de contenerse, la primera lágrima rodó por su delicado rostro haciéndola sentirse peor consigo misma, ella sabía que no tenía ningún tipo de justificación, y ni siquiera ella entendía el miedo que sentía de gritarle al mundo o siquiera confesarle a la morena todo lo que causaba en su interior, pero era lo mejor para ambas, o eso creía.

Tzuyu llegó a casa agradeciendo de que en la planta baja todas las luces permanecieran apagadas, pues era la señal de que todos se habían ido a dormir, ya que no estaba lista para explicar la razón de su ánimo tan apagado, y creyó que estaba sola cuando se dirigió a la cocina pero en el camino se encontró con su hermano Yixing.

El pelinegro sostenía uno de sus gruesos libros en su mano y llevaba sus lentes de lectura puestos, lo que respondió la duda que la menor aún no expresaba, estaba leyendo, otra vez.

—¡Hey!   Saludó el chico sonriendo suavemente. — No llegaste a cenar ¿Tienes hambre?

No te preocupes Oppa, cene en casa de Minari. — Mintió devolviéndole el gesto al mayor que sólo la miró en busca de algún rastro de mentira y al no encontrarla asintió despacio.

De acuerdo, no te duermas tarde. — Dijo caminando hasta su habitación en esa misma planta, mientras ella subía a la suya escaleras arriba.

Se sintió aliviada de no tener que explicarle nada a su hermano, pero no tuvo la misma suerte con su hermana que reconoció la tristeza en su expresión al instante que la vio pasar frente a su habitación, ella acostumbraba dejar la puerta de su habitación abierta, a no ser que estuviera dormida y no quisiera ser molestada.

— ¡Hey! Parece que a alguien la enviaron a la cama temprano. — Bromeó la chica de cabello turquesa sonriendo de lado.

— Y sin postre. —  Bromeó la menor de vuelta deteniendo su caminata al ver como se aplicaba un poco de maquillaje en su rostro. — ¿A donde vas? — Preguntó frunciendo el ceño viendo la hora en su reloj.

La mayor interrumpió su acción posando su mirada almendrada en ella. — ¿No te enteraste? Preguntó curiosa. — Momo y Sana darán una fiesta, y por supuesto que veré a Nayeonnie allí. — Tzuyu no pasó desapercibida su sonrisa coqueta y solo rodó los ojos.

— ¡Dios! Pobre Nayeon Unnie. — Bramó negando. — No se como ella siendo tan linda te soporta, con lo cabezota que eres. Rió recibiendo una queja inmediata de su hermana.

Hey, no digas eso, además aunque no lo creas tengo mis encantos. — Jeong acompaño su encantadora sonrisa de un movimiento cejas que solo hizo reír a la mas joven.

Si, si como digas.

Espera... — La detuvo rápidamente al ver como volvía a dirigirse a su habitación. — ¿No irás?

No lo creo, en verdad hoy no estoy de ánimos. — Respondió Tzuyu moviendo sus hombros con desinterés viendo a la mayor asomada por su puerta. — Pero saluda a las Unnies de mi parte, en especial a Nayeon y Sana Unnie, les preguntaré si lo hiciste. — Rió señalándola haciéndola reír suavemente.

Lo que digas pequeña mandona. — Jeong se acerco a ella y le revolvió un poco el cabello para molestarla.

Vale, que te vaya bien. — Se despidió escapando de la intrusa mano en su cabello.

Adicta al Cielo || MITZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora