Parte 29.

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Sus cortas piernas chocaron contra el césped, tratando de seguir el ritmo de los otros niños. -¡Necesito un respiro!-gritó con la respiración agitada, ya que había corrido por casi cuarenta y cinco minutos.

Taehyung observó como el pequeño castaño tomó una botella de agua, la abrió para finalmente beber de ella. -¿Te divertiste mucho hoy?

-Lo hice, hyung. Pensé que hoy tampoco vendría porque... usted ha estado ausente.

-No han sido buenos días, Haneul. -ese era su nombre. Lo conoció meses después de dejar a su madre y mudarse en el orfanato. -Pero eso no importa, vine a ayudar con el almuerzo.

-Supongo que solo lo repartirá, porque hyung no es bueno en eso.

-He mejorado. -soltó con una fingida molestia, tomó la mano de Haneul y avanzaron hasta la cocina del orfanato. Estaba seguro de que Jihyo estaría molesta con él por no justificarle sus excesivas faltas.

-Iré a llamarla, no tardo. -dijo Haneul.

¿Cómo era qué había terminado en este lugar?

-Está bien, mi amor. Yo te cuidaré, ahora toma tu medicina. -su palidez comenzaba a hacerse más obvia cada día, puesto a que no había querido probar algún tipo de alimento por casi una semana y media.

-Solo agua, no quiero nada más.

-No puedes continuar de esta forma, cielo. Déjame cuidarte y saber qué sucede contigo.

-¿Que qué sucede? Sabes muy bien lo que pasó, no entiendo por qué sigues ocultando y fingiendo cuando ya sé que es tu culpa.

-¿Buscando un culpable? Eso no funciona. ¿Quieres hablar con él y preguntarle tu mismo por qué se fue o prefieres ahorrarte esa humillación?

-¿Hablar con él? No te creo, debe ser un trampa o algo... no sé, además yo le llamé y no... no respondió. -admitió con cierta vergüenza. ¿Su madre tenía razón?

-¿Tampoco te lo dijo, Taehyungie? Él cambió de número. -dijo, burlándose. -Y así dices que yo tengo la culpa, cuando es más que claro que no le importas ni un poco, pero le llamaré.

Yoona tomó el teléfono de Taehyung, marcó el nuevo número de Jungkook y mientras que este sonaba lo puso en el altavoz.

Si tenía mucha suerte, Jungkook no debería responder. -¿Mamá?

-Jungkookie, ¿cómo estás? -lo recordaba. Cada una de sus hirientes palabras se habían quedado perfectamente grabadas en su mente. -¿Estás bien? -Pero escuchar su voz se sintió demasiado bien, fue como si le hubiese dado calma a su vida con tan solo una palabra que ni siquiera era su nombre.

-Dame ese teléfono, Taehyung. -cualquier persona creería que lo que hizo Yoona era un estupidez, sin embargo, era así. Taehyung se negaba a entenderlo, tal vez si Jungkook lo decía dolería más y podría comprenderlo. -Baja de ahí. -hizo referencia a la cama, y aunque al principio obedeció fue para encerrarse en el baño.

-Mi amor, ella ya no está. Puedes hablar ahora. -su tono era demasiado meloso. Sabía que Jungkook lo amaba, siempre que lo hacía Jungkook lo besaba hasta que los labios se le cansaran y le daba mimos a Taehyung, quien estaba muy a gusto cuando los recibía. -¿Jungkookie?

-Deberías colgar, Taehyung.

-¿Dónde estás?

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