Alivio

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"Tu hermoso cabello lleno de las florcitas que te di y el viento que hacía volar algunas de ellas..."


Se quedó estático en medio de la pista. La gente avanzaba y bailaba a su alrededor, pero para el, todo se veía en cámara lenta.

Miró hacia la izquierda y vio, vio aquella escalera y se dirigió hasta ella, subió aquellos escalones lo más rápido que su cuerpo le permitía, subió y el camino se le hizo eterno, hasta que finalmente llegó, y al detenerse frente aquella enorme puerta, aquel recuerdo invadió su mente:



Febrero, 2015

Aquel día, cuando cumplió 21 años, en un momento de la noche se escabulló con Louis tomándolo de la mano.

Entre risas y algún que otro golpe contra la pared debido al alcohol que habían ingerido, subieron tres pisos de escaleras y se adentraron en aquella enorme terraza.

El piso era de madera, habían mesas ratonas decoradas con pequeños floreros de vidrio llenos de flores secas, sillones negros al rededor, en las esquinas grandes masetas blancas con diversas plantas, un techo falso era decorado con decenas de pequeños focos de luz amarilla, en el centro una enorme barra con sillas altas color negras al rededor de esta y en la parte trasera de la misma, un proyector brindaba cálidas luces azules y naranjas y finalmente, acercándose a los barandales de metal, una hermosa vista de la ciudad de Londres.

Le pareció algo extraño que no hubiera nadie allí.

Entró primero, arrastrando consigo al ojiazul, caminaron hasta llegar al borde de la baranda y ambos apoyaron los codos en esta. En silencio, ambos observaban la ciudad, con la fría brisa chocando en sus rostros.

Harry giró su cabeza y lo observó. Louis, allí parado, con su pelo algo alborotado y adornado por una tiara plateada que el mismo le coloco en algún momento de la noche.

Observó su rostro, relajado, miró sus labios, tan rojos como el día en que los vio por primera vez. Se acercó más y tomándolo por la cintura, lo giró haciéndolo quedar frente a él.

Compartieron miradas. Nada más importó en ese instante.

Una fuerte brisa llegó hasta ellos, haciendo que sus cabellos comenzaran a moverse, y, de la melena del menor, varias de aquellas pequeñas flores blancas que Louis había puesto en el se desprendieron de este y volaron lejos. las vieron alejarse y riendo, sus frentes chocaron.

Con sus ojos encontrándose de nuevo, viéndose fijamente y sus narices rosando, se unieron un largo beso.

Harry lo supo.

Louis lo supo.

Ese momento se quedaría en la memoria de ambos.

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Parpadeo un par de veces y elevo rápidamente su mano hasta la puerta, aún temblando la abrió y entró en aquella terraza, esa que no pisaba desde hace dos años.                                                                       Un fuerte viento azotó su rostro y grandes gotas de lluvia comenzaron a mojarlo. No tenía idea de cuanto tiempo habría transcurrido desde que llegó a la discoteca, pero el clima había empeorado notoriamente.

Comenzó a mirar a su alrededor, todo estaba diferente; Los sillones no eran los que el recordaba, las mesas no estaban y aquella enorme barra que antes estaba en medio del lugar, se reducía a unas cuantas tablas de madera esparcidas por el suelo. El techo con las luces no existía... Parecía que ese lugar había dejado de recibir gente hacia mucho tiempo.

Llamas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora