Ligoteo para nerds.

Prólogo.

De acuerdo, cómo empezar, después de esa bienvenida tan sofisticada y premeditada, toca que me auto-introduzca como personaje, o al menos eso es lo que ponía en el guión...

Soy Cliff Manson...pero qué hostias, si ya conoces mi nombre y apellido, voy a ser directo, toda esta mierda de presentarme me pone los huevos de corbata, esto es más difícil de lo que pensé, y eso que soy un genio, como no me curre más mi narrativa este manual va a parecer escrito por los guionistas de Black Summer... que por cierto, si estáis leyendo esto y sois vosotros, que sepáis que vuestra serie es muy entretenida, sobre todo en las partes en las que se te olvida que va de putos zombis y se te asemeja más a una comedia surrealista.

Me he vuelto a desviar, supongo que quedaría bien que contara un poquito de mi historia y asimismo, la razón por la que decidí empezar con esta movida, procedamos.

Todo empezó una tarde soleada...en verdad tampoco fue tan intenso, el caso es que estaba en mi habitación y estaba aburrido a tal punto de haber pensado en recogerla un par de veces (para que te hagas una idea). Había jugado y concluido todo juego existente en Steam y tenía los ojos casi fuera de las cuencas.

Así que como toda persona racional que era decidí dejar de jugar ese día, me levanté de mi puff preferido, uno en forma de estrella que me robé en unas barracas hace 5 años, de hecho, esa fue la última vez que salí a las barracas, como sea, me volví a sentar frente al monitor.

Encendí la pantalla e hice 'click' sobre el globo morado del logo de Discord, ese simple movimiento me cambió la vida.

Porque fue entonces cuando la conocí.

Recuerdo cada sílaba de su nombre con un regusto agridulce, como si el recuerdo se me pegara a la lengua.

"Carmeneko_chanOwO"

Carmen...ella era un tornado de impulsividad, una mezcla impredecible y espontánea a partes iguales, todo eso se complementaba perfectamente con lo que era yo, por fuera yo podía parecer un chico frío, pero en realidad tan solo era una princesita desorientada en busca del amor verdadero.

Todavía navego en nuestro mar de los recuerdos, y entre ellos mi favorito es el del día que nos conocimos, ese día sin saberlo me declaré un hombre enamorado, nos conectamos a las 18:18h de la tarde, lo sé, toda una señal, Carmen me habló con la gracia de un cisne y simplemente no pude resistirme al atrevimiento de su foto de perfil ni a las curvas de su usuario. Aún me veo a mí mismo tecleando con los nervios a flor de piel.

De a partir de ahí empezamos a hablar todos los días, Carmen tenía la inocencia de una florecilla veraniega, y yo la contrastaba con la frialdad de la mismísima rata de ice age, sus ocurrencias alumbraban mis días con sonrisas inesperadas, y yo a cambio buscaba alguna manera de pagarle con mi amor.

Los días pasaban con esmero y Carmen me habló como de costumbre, pero ese día...simplemente probó mi teoría de que estábamos destinados. Sus palabras endulzaron mi vista y de mí nació un nuevo propósito.

Sin más espera hice las maletas y al día siguiente me subí al primer avión con destino a Costa Rica, por Carmen daría la vuelta al mundo sin descanso, era el amor de mi vida, nos casaríamos y me haría el hombre más feliz del mundo.

Nada más llegar fui a uno de los parques que solía mencionar cuando me pedía dinero, era tal cómo lo imaginé, nos vi a ambos dando un paseo sujetos de la mano y mi corazón bombeaba con fuerza. Mi Carmen...

Una mentira.

Si estás pensando que Carmen llegó a aparecer para hacerle justicia a mi fantasía de bobo enamorado estás muy equivocado, lo que la muy cabronaza hizo en su lugar fue bloquearme desde el iPhone que se pagó con mi dinero y dejarme ahí para que me saqueara una banda de pueblerinos costarricenses, me dejaron en gayumbos en la lluvia para que el agua se llevara mi miseria.

Nunca volví a saber nada de Carmen, ni de mí mismo en mucho tiempo, porque la verdad es que un trocito de mi corazón se quedó en Costa Rica, esperando por ella. Y si yo hubiera esperado un poco más seguramente mis dos riñones también.

La cosa es que salí de esa, gracias a mi impenetrable consciencia intelectual y a un par de barquetas de cerveza.

Después de todo descubrí que lo que me había pasado era inevitable, como Thanos, sin ese mal trago nunca habría descubierto mi verdadero propósito, así que en el fondo le doy las gracias a Carmen por regalarme esa experiencia (y un agujero negro en la cartera) porque ahora sé que mi deber reside en ser el mesías de la comunidad friki.

Mi primera hazaña con esa etiqueta va a ser por supuesto evitar que os encontréis con más Cármenes ahí fuera, y asumo que te preguntarás que cómo pienso lograr eso.

Muy sencillo, convertiré mis experiencias en un arma a la que tú le sacarás provecho, es decir: este manual.

Así que agárrate al volante colega, porque se avecinan baches.

Te presento los diez consejos que componen el Método Manson.