O5: Te las arreglarás.

2.9K 361 116
                                        


Las voces de algunas criaturas del público, estaban dispuestas a opacar con trivialidades, el comienzo del show, y en realidad, ya no tenía sentido que siguiese llegando gente a la carpa, para presenciar uno de los peores shows que podrían haber visto.

A pesar de todo, la joven princesa tenía asegurado su lugar, estando al fondo de la carpa, pero siendo distinguida por el payaso, quien hacía aparición. Sus intentos por causar gracia esta vez no fueron tan patéticos, pues a algunos logró hacer reír.

Con los trucos se le complicó un poco más, pero pudo llegar a terminarlos exitosamente, sin dejar de ser motivado por los aplausos, que las pequeñas manitas de la princesa hacían resonar por todo el lugar.

El padre de la niña estaba presente, aunque solo para hacerle un poco de compañía a su pequeña, que para disfrutar del show; él prefería entretenerse admirando el techo del lugar, o la felicidad que su pequeña hija expresaba mediante sonrisas sinceras.

Todo aquello era lo único que le hacía volver una y otra vez al lugar, aunque poco a poco, empezaba a prestarle un poco más de atención al payaso de los shows.

Aquel día, luego de que el espectáculo terminase, la pregunta que tanto esperaba retrasar Octavia, por fin había llegado, y de parte de su padre.

─Bien, ¿nos vamos a casa?, mochuelita─.

─¡¿Qué?!... ¡¿ahora?!─.

─Pues, sí, mi estrellita, ¿no viste que terminó el show?... tengo entendido que no te interesa nada más de este parque luego de esto, y algunos juegos a los que ya subimos─.

─Bueno entonces... ¿puedo quedarme un rato más a conversar?─.

─¿Con quién?, los demás niños se fueron─.

La princesa temía responder con sinceridad, pues dependiendo de la reacción de su padre, y como le explicara lo último acontecido, sería la consecuencia que tendría. No esperaba nada más que comprensión por parte de su progenitor, pero hasta ese momento, un poco estaba dudando.

─Con el... ¿payaso?─ tras terminar de decirlo, la pequeña sonrió nerviosa.

El príncipe la observó sorprendido, más no tanto, pues algo predecible podría ser, y explicaba el que su hija se quedara tanto tiempo en un show aburrido como ese. Luego de mirarla, le dio un rápido vistazo al pequeño imp que vestía de forma colorida, el cual parecía estar guardando su utilería.

─¿Con él estás conversando últimamente?─.

─Ssss-sí...─ se notaba lo mucho que le había costado admitirlo.

─Pero... si es un desconocido total, es irresponsable dejarte hablar con un tipo como ese, siendo tan pequeña... ¿me estuviste alejando de ti últimamente... para hablar con él?─.

─¡No!, claro que no, yo solo... quería ser compasiva con él, me ha estado animando en días muy tristes, y yo lo animo a él charlando, o aplaudiéndole en sus shows─.

─Hum...─.

─¿De verdad piensas que me divierte ver a alguien intentando hacer malabares, y que cada tres minutos pierda de vista lo que tenía en sus manos?─.

─Bueno... lo entiendo si lo dices así─ el príncipe suspiró pesadamente y miró a su hija, no tenía idea de cuanta negligencia podría estar cometiendo en aquel momento, pero solo quería verla feliz ─Escucha bien, te dejaré hablar con él, pero estaré presente en la carpa, y no los perderé de vista hasta que la charla se haya terminado, ¿entendido?, señorita─.

𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐬𝐨𝐧𝐫í𝐞... [𝑯𝒆𝒍𝒍𝒖𝒗𝒂 𝑩𝒐𝒔𝒔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora