1O: Solo sonríe.

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[¡Sorpresa!, y sí, lo hice yo, como regalo especial para que conozcan la canción que inspiró todo esto; el fanart, y tuvieran una linda forma de despedir este libro. ¡Muchas gracias!]

[Se las recomiendo escuchar al final, pero hagan como gusten]

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Otro día sin gracia al principio, pues la princesa ya no soportaba tener de despertador los gritos de su madre, hacia su progenitor, quien cumplía las rutinas matutinas de siempre. Solo se limitaba a reprimir sus gruñidos contra la almohada, y preparar la playlist de la mañana.

Otra vez observaba como su mundo se derrumbaba, mientras aún así, su dulce padre intentaba aparentar que así no era, o que tan grave no era como lo parecía al menos. De nuevo con una expresión amargada, lo saludó por cortesía y se dispuso a desayunar.

A veces sentía que realmente odiaba al príncipe, que con una sonrisa descarada, le deseaba los buenos días. Por mientras, este preocupado como siempre solía estarlo, se dispuso a alegrar a su pequeña estrellita, como desde hace un tiempo planeaba hacerlo, pero que no se animaba por miedo a destapar traumas.

Quizás no vería a un lindo parque interactivo, como antes lo vio en su infancia, pero prestaría más atención a la compañía de su padre que a las atracciones.

─Solo un día para nosotros dos, ¿qué piensas?─.

─Yo... quisiera suicidarme─.

─¡Así se habla!, lo que sea por salir de esta casa─.

Le siguió la corriente a su progenitor los siguientes minutos de incomodidad, y lo que restó de la mañana; sintiendo que estaba a punto de colapsar con cada descaro atrevido de su padre, hacia el horrible e imprudente imp con el que caminaba.

No era como su madre; no sentía ningún desprecio a criaturas de clase más baja a la de ella, pero seguía cegada de ira y miedo al ver a aquellos dos interactuando.

Tras revivir varios traumas de la niñez, como la mascota escalofriante del lugar; al estúpido bufón y su canción ridículamente pegajosa; las atracciones horribles, terminó perdiendo lo poco que quedaba de paciencia.

Miraba a otros rincones de la carpa, sintiendo ligeros flashbacks en su mente torturada, intentando liberarse todos a la misma vez.

"¿No había un carrito con comida antes?"

Cuando su padre cruzó el límite de lo imprudente e inescrupuloso al finalizar el show, colapsó, y con miles de sensaciones mezcladas abandonó el lugar, yendo hacia otra atracción más tranquila.

Lo que vino después obviamente no lo vio, y tampoco le interesaba, pues solo quería alejarse de allí tan pronto como pudiera, e ignorar de nuevo como su mundo se derrumbaba.

Nunca supo lo verdaderamente necesaria que era una charla con su padre, como hasta el momento en que lo dejó acompañarla en la atracción, y demostrarle lo herida que estaba por dentro, y como las inseguridades y las penas, habían arruinado todo lo rescatable que había de ella.

Se sentía una carga; la única razón por la que sus padres no se separaban y no eran felices; la razón de que les importara quedar bien ante la sociedad; su indeseable y abrumante hija; su eterna responsabilidad.

Ese abrazo fue lo último que necesitó luego de finalmente hablar, y de aclarar sus dudas y miedos, para poder irse con una sonrisa de aquel lugar, como hace tanto tiempo no hacía.

𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐬𝐨𝐧𝐫í𝐞... [𝑯𝒆𝒍𝒍𝒖𝒗𝒂 𝑩𝒐𝒔𝒔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora