-¿Como dices Marta? ¿Estás segura?
-Es lo que te estoy diciendo Amalia. Lo vi con mis propios ojos. Juan Carlos también estaba ahí. Ambos la oímos reír.
-¿Cuando fue la última vez que Poché había reído?
-No puedo recordarlo. Fue hace mucho tiempo, cuando aún era pequeña.
-Las personas que padecen el tipo de problemas que Poché tiene evolucionan muy lentamente, si es que logran hacerlo. Pero Poché en los dos últimos meses ha demostrado una evolución enorme ¿Has tenido algo que ver?
-Lamentablemente no. No se como ayudar a mi propia hija. Todo lo ha logrado por su cuenta.
-No estoy tan segura ¿Sabes que provocó que riera?
Marta se quedó en silencio unos segundos. Por supuesto que lo sabía.
-¿Marta?
-Ella.
-¿Ella?
-La chica de los CDs.
-¿Que sabes de ella?
-No mucho. Trabaja en el centro comercial. Poché va a esa tienda todos los sábados. Al parecer su nombre es Daniela. El sábado pasado por un cambio de planes estuvo a punto de no ir. Juraría que estaba al borde de un ataque de nervios.
-¿Conoces a esa chica?
-Solo la vi a unos metros de distancia. Y la oí decir unas tonterías. No parece una mala persona.
-Creo que ya somos personas adultas y no hace falta que te diga que Poché está sumamente interesada en esa chica.
Esas palabras fueron como un balde de agua fría. Ella lo sospechaba desde hacía tiempo, pero necesitaba que alguien se lo confirmara, y así fue. De todos modos ella la apoyaría sin importar que.
-Eso creí- dijo dejando escapar un suspiro- ¿Que me aconsejas hacer?
-No hay mucho que hacer. Está más que claro que sí Poché progresa es debido a su fuerza de voluntad, la cual requiere del incentivo. Si le quitas el incentivo probablemente volvería a estar en el estado inicial o incluso peor. Procura que eso no pase.
-Entiendo.
Al día siguiente Poché estaba dubitativa, sobre ir al horario del almuerzo de Calle o al finalizar su turno de trabajo. Una semana atrás luego de su trabajo había sido la mejor experiencia de toda su vida, pero no quería que Calle volviera a pasar hambre por su culpa. Pero por otra parte quería pasar tanto tiempo con ella como le fuera posible. Tampoco sabía si al ir cuando su trabajo finalizara Calle querría pasar tiempo con ella. Tenía tantas posibilidades pasando por su mente; pero finalmente decidió ir cerca de las cinco de la tarde. Esperando que hubiera almorzado sin ella. Dándole lugar a que la invite a pasar tiempo con ella al terminar su turno. Estaba arriesgando un lapso de tiempo asegurado a cambio de algo mejor que no sabría si ocurriría. Pero sintió la necesidad de hacerlo. Aproximadamente media hora antes de que el local cerrara, Poché ingresó por la puerta. Daniela sonrió al verla y desvió la mirada hasta que la chica estuvo casi frente a ella
-¿Y bien?- preguntó divertida- ¿Admitirás que un hombre con bigote cuenta como un animal?- Poché sonrió hasta marcar sus hoyuelos.
-Jamás -respondió sonriente.
Intercambiaron un par de comentarios banales y realizaron la compra del CD. Al menos Daniela no se veía hambrienta, aunque sí algo más cansada de lo normal. Poché tomó la bolsa de la compra y la apretó con fuerza, tal vez en verdad no pasaría lo que ella esperaba. Apenas si podía soportarlo.