Capítulo 4: El poder del cotilleo

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Ya era un nuevo día, el sol estaba radiante y el cielo tan azulado como siempre casi libre de nubes, Nathan perezosamente se levantó de la cama estirándose mientras bostezaba.

—Vaya sueño más raro...

—Te has pasado toda la noche roncando como un león, Nathan.

—¡¿Qué?! ¡Pero si yo no ronco! —apenas analiza la situación. —Espera... ¿Cómo es que sigues aquí? ¿N-no ha sido un sueño? —preguntó decepcionado.

—Lo que has soñado es real. Puedes contar conmigo las veinticuatro horas al día.

—Pero... ¿Lo que yo quiera cuenta?

Se quedó callado por unos largos segundos hasta que se sobresaltó y empezó a cambiarse el pijama por su ropa habitual.

—¡Me olvidé de que había acordado ver a Katie hoy!

—Claro, es normal que también necesites pasar tiempo con tus amigos humanos. —dijo tranquilo mientras lo miraba. —Entonces, ¿dónde dices que hemos quedado con Katie?

—¿Hemos? En fin... En el parque Triángulo.

—¡Genial! ¡Vamos para allá!

Ya una vez vestido de civil, Nathan bajó las escaleras y antes de irse le avisó a su madre que saldría a ver a su amiga en el parque, la única respuesta que recibió de la adulta fue que aparte de mandarle un saludo de su parte, también que se fijara ambos lados al cruzar la calle, que no hiciese ninguna tontería y que no llegase tarde a casa.

Ya una vez en el tan mencionado parque, Nathan divisó a Katie sentada en una banca, no tardó tanto para acercarse a ella y saludarla.

—Hola, Nate. —saludó desanimada.

—¿Qué pasa, Katie? ¿Estás bien?

—La verdad es que no. He tenido una pelea muy tonta... he soltado lo que pensaba y Puri se ha quedado muy triste. —agachó la cabeza. —No sé qué me ha pasado, pero no podía parar de hablar. Ojalá pudiera retirar lo que dije.

—Lo siento. ¿Dónde está ella ahora?

—Seguramente siga junto a la orilla del río, debería pedirle perdón. —se pone de pie. —Lo siento, Nate. Sé que teníamos planes para hoy...

—No pasa nada, ya nos veremos más tarde.

La chica asintió y se fue caminante del parque en dirección al río oeste de Floridablanca Norte. Cuando ambos individuos la perdieron de vista, Nathan fue el primero en hablar.

—No es típico de Katie estar tan desanimada. —suspira. —Ojalá pudiera ayudarla.

Se queda pensando. —Me da la impresión de que esto es obra de un Yo-kai.

—¿Crees que Katie se ha peleado con su amiga por culpa de un Yo-kai?

—Puede ser... Al menos eso me dice mi instinto Yo-kai.

—De ser así tendríamos que encontrar la manera de ayudar a Katie. Por cierto, ¿crees que sería buena idea pedirle ayuda a (T/N)? Es decir, ella sabe mucho sobre los Yo-kai y ya nos había ayudado en dos ocasiones.

—¡Me ofende que prefieras la ayuda de alguien más que mi ayuda, recuerda que soy un experto sobre todo lo relacionado a los Yo-kai!

—Solo decía...

—Como sea, ¿por qué no bajamos al río y vemos si podemos ser de ayuda?

Sin pronunciar otra palabra más, ambos fueron hacia el río. El camino era todo recto hacia el oeste pasando por una bajada, y en el momento en que pasaron por el Superhíper, se encontraron nuevamente con la chica anteriormente mencionada por el castaño.

En Aquel Verano 🕑Yo-kai Watch  (Nathan x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora