Nathan Adams, un chico común... ¿A quién engaño? Para parecer alguien común, en realidad no lo es, y si no me creen. ¿Tener amigos Yo-kai es algo común?...
Sólo les diré que Nate no hubiera sabido de su existencia y nunca los hubiera conocido sin l...
Ya había caído la noche, estaba lloviendo por lo que la luna no era visible a causa de las nubes. Una Fristina se encontraba en la azotea de un edificio con paraguas en mano, parecía que estaba esperando a alguien.
Después de unos cuantos minutos, el silencio fue roto por un Yo-kai de vestimenta oriental, quien se encontraba recargado en la puerta de metal que daba a las escaleras para llegar a la azotea.
—¿Para qué me llamaste?
—Necesito pedirte un favor, (T/N) irá a investigar por la mañana el asunto que te conté, lo que te pido es que la acompañes y la protejas.
—¿Protegerla?, ¿por qué no simplemente...?
Interrumpió al de rango S. —Yo no puedo ir no solo por el enemigo que me tocaría enfrentar, sino que (T/N) me pidió que protegiera a Fausto. Sabes que no te llamaría si no fuera importante.
—Ya veo...
(...)
Ya había amanecido, sin embargo, seguía lloviendo. Nathan apenas se había despertado y al levantarse se había estirado para acto seguido bostezar y tallarse los ojos.
—¿Has dormido bien, Nate?
—Si, pero aún tengo que acostumbrarme a que seas lo primero que ven mis ojos.
—¡Basta de cháchara! Está lloviendo, pero tenemos mucho que hacer. Démonos prisa y reunámonos con (T/N) para buscar a ese hombre raro del que habló Cotilleja.
El chico solo asintió ante lo dicho e hizo a un lado la sábana que cubría su cuerpo para levantarse y cambiarse el pijama por su vestimenta habitual, aparte de también llevarse su impermeable para cubrirse de la lluvia, después de bajar las escaleras y de avisarle a su madre que saldría a reunirse con una compañera, finalmente salió de la casa.
Una vez fuera, le sorprendió ver a la ya mencionada chica esperándolo al lado de una bicicleta, cabe destacar que Cotilleja se encontraba en la canasta del vehículo el cual tenía una especie de techito que la cubría de la lluvia.
—¿Cuánto tiempo llevas ahí?
—Apenas llegué. —se sube en la bici. —Sube, y será mejor que te agarres fuerte si no quieres caerte.
Con algo de duda y un poco de incomodidad, Nate obedeció colocando primero sus manos sobre los hombros ajenos para apoyarse al colocar sus pies sobre los tubos de metal ubicados en la llanta trasera, a pesar de que ella dijo que se agarrara fuerte, no quiso aplicar fuerza.
(N. A.: No sé si me di a entender, pero por si acaso les dejo esto):
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Tras preguntarle al chico si estaba lista y de recibir una respuesta afirmativa, (T/N) empezó a pedalear en dirección hacia el sur, y en la mitad del camino, fue Whisper quien rompió el silencio.
