El guardián del omega (Resubiendo)

Capítulo 5

I

[Hace un año]

Vinsmoke Ichiji, sub-director de la famosa área de fármacos creado para suprimir el celo, estaba harto. Exacto, después de todo el era el único de su "clase" que se tenía que poner a trabajar en esas oficinas donde solo había hombres Alfas. Mas de una vez fue acosado por esos tipos, pero él no era ningún debilucho y sus empleados no eran idiotas, sabían con quien se metían y lo que les costaría. Sin embargo, era difícil controlar sus deseos al lado de tan encantador aroma, el de las fresa, dulcemente embriagante.

Ichiji, tenía diecinueve años cuando entró a la empresa por ordenes de su padre, trabajó como observador, iba a las reuniones, escuchaba las propuestas y participaba en los proyectos como un interlocutor. Al poco tiempo Judged lo ascendió a sub-director, donde el se encargaba de administrar el dinero y financiar los proyectos. Además el pequeño grupo de Betas que regía con suma comodidad se encargaban de la publicidad, todo, absolutamente todo iba bien.

Hasta que una tarde de abril, los nuevos empleados ingresaron a la empresa del "germa 66", la mayoría como siempre eran alfas, a Ichiji no le agradaba, cada vez aumentaban los sucesores de esta clase y le llegaba a asfixiar.

Eran cuatro hombres y una mujer los nuevos ingresantes. Cada uno vestidos apropiadamente de traje, chaqueta y pantalones ajustados, además de los zapatos bien lustrados todos de color negro, la unica mujer de allí, en vez de pantalones usaba una falda hasta las rodillas medias can can de color beige y zapatos con tacos altos.

Ichiji les hizo dar un recorrido por la empresa, explicando con detalles de la posición que les tocaba a cada uno. Poco a poco el personal que llevaba con él se iba desintegrando, solo dos chicos de contextura robusta quedaron a su disposición, con ellos fue hasta el laboratorio, pasaron por los pasillos blancos, los tubos metálicos recorrían las paredes y las ventanas rectangulares abarcaban parte de ellas cortando la dirección oblicua de los tubo provocando una desviación cambiando el camino.

Estaban mas cerca del laboratorio, pero Ichiji empezaba a sentirse claustrofóbico, le desagradaba el encierro y la falta de oxigeno, ya que dicho lugar se ubicaba en el sub suelo, por eso odiaba a los ingresantes, prefería mil veces quedarse en su oficina con el papeleo, sus asistentes betas y el singular silencio que lo dejaba meditar. Ese pensamiento se manifestó en su cabeza, y el autocontrol que le llevaba a contener sus feromonas desbordó, las pastillas dejaron de hacer el efecto necesario hace bastante tiempo, aquel embelecedor aroma a fresas se profundizo, los pasillos se veían obstruidos por una ligera capa de humo rosado, era su esencia, por mas que una persona normal no se capaz de verla, los dos hombres tras de él si podían. Ichiji volteó con rapidez, viendo como se abalanzaban encima de él. Cayó al piso y el hombre de tez morena le arranco la camisa, el otro se apresuraba a quitarle los pantalones. Ichiji no tenía fuerza, ellos le ganaban, ese sería el fin de su "virginidad" de no ser porque él apareció. Primero sintió un una ráfaga de viento pasar por sus orejas, para luego ver en el piso a los dos hombres. Cuando se levantó sujetando su camisa y pantalones, vio lo que causo la repentina caída, en el cuello de cada hombre había una jeringa clavada con precisión.

—Eso los mantendrá un tiempo calmados— Se oyó una voz tan aguda que le erizo la piel. Sentía sus pasos pesados acercarse como también olfateó un dulce aroma a donuts, curioso pero interesante, aunque Ichiji no estaba en sus cinco sentidos como para bromear u hacer comentarios—, tú deberías inyectarte también—, comentó la voz prepotente mostrándole la aguja— ¿o quieres que lo haga yo?— preguntó.

El pelirojo por fin fue capaz de darle la cara y mirarlo.

—Por favor, hazlo.