I
Aquella mañana de sábado, cuando Zoro había terminado su primera tarea de acomodar con exigencia los horarios del rubio, se echó hacia atrás en la silla. Ahora su habitación contaba con un escritorio y un armario para su ropa.
Solo habían pasado unos pocos días de su estancia y se sentía agotado. Recibir gritos, patadas e insultos todas las mañanas, tardes y noches no estaba en sus planes. En efecto, todo parecía ir cuesta abajo para el de pelo verde, mas cuando se trataba de trabajo, empezando en; Sanji y la poca conexión con el laboratorio de la familia Vinsmoke.
Zoro era rápido, exigente en cuanto a misiones de niveles a los que se atenía, muchas veces se infiltro en toda estancia posible y el trabajo se realizaba en dos días mientras andaba de cotilla por las mansiones, pero aquí, cada vez que daba un paso terminaba perdido, enredado en el aroma del tercer hijo varón o simplemente se cruzaba con un pelirojo que atentaba con degollarlo por solo cruzarse en su camino y también su guardián al cual solo le daba advertencias con una mirada imponente. Durante sus tres últimos años en los que se dedicaba a esa profesión, esta era la primera vez que todo iba en picada, al menos así lo veía el peliverde, quien en su primer día ya había explotado mas de una vez.
Eso era constante, todavía faltaba encarar al de renombre Judged.
«Ahora entiendo porque nadie quería aceptar este trabajo—pensó Zoro—. Solo necesito meterme a su oficina, pero tienen tantos guardianes innecesarios y yo soy uno.»Afuera ya empezaba a nevar, el aire frío y seco se acoplaba al ambiente, se oía un delgado tarareo llegar a él, venía del baño que estaba a una habitación más. Por la agudez, Zoro supo de quien se trataba, increíblemente Sanji, era la típica persona que cantaba mientras se bañaba, su canto subía de volumen cada vez mas, entonando con dificultad e inventando nuevas palabras en ingles.
«¿A eso le llama cantar?» se preguntó molesto, se hamaco en la silla con las piernas arriba del escritorio y prestaba mucha atención a la letra de la canción siguiéndole con un vago tarareo. Sin embargo, ese momento de pura calma acabo.
—¡Ah!¡Mierda!— gritó el rubio.
Zoro se levantó rápidamente y fue corriendo al baño. Sus pasos eran tan fuertes que lograron llegar a los oídos del Vinsmoke.
—No te atrevas a entrar, marimo.— advirtió Sanji.
—¿Eh? ¿Y por que no?— preguntó al detenerse delante de la puerta.
No obtuvo respuesta, su curiosidad lo llevó a poner las manos en el picaporte y lo giró con insistencia, cansado de intentos vanos la pateó como la fuerza policíaca lo hace; con violencia, sin piedad hasta romperla. Una vez adentro la vista de Zoro fue obstruida por una toalla blanca que fue lanzada a su rostro.
—Te dije que no entraras, no escuchaste— le recordó, su piel blanca estaba expuesta y una ligera capa de humo blanco se suspendía en el aire. Se acercó a Zoro y le quitó la toalla para envolver su cuerpo en ella.— ¿Y que fue toda esa entrada de película?— preguntó molesto, ató la toalla a la altura de su cintura y miro al guardián.
Atónito Zoro miró alrededor. No había nada fuera de lugar, solo un denso vapor proveniente del agua caliente y exquisito aroma primaveral, ilógico con el frío invernal que azotaba al North blue. Una vez terminó de su inspección se fijo en Sanji.
—¿Que haces así? Vístete.
—En primer lugar tu entraste a la fuerza.
—¡Porque tu no respondiste!
Los ojos azules tomaron brillo. Las traviesas gotas de agua que caían de su cabello a su cara le molestaba, por lo tanto utilizó su mano para echar todo su humedecido pelo hacía atrás mostrando por primera vez su rostro en limpio.
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El guardián del omega (Resubiendo)
FanfictionLa afamada familia Vinsmoke a creado un nuevo proyecto, ¿Que tiene que ver Sanji en esto? Sanji Vinsmoke, el tercer hijo varón de la familia, con sangre omega recorriendo por sus venas, al cual odia, tiene que lidiar con el enviado de su padre. El p...