Capítulo 4.

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Seguía en la biblioteca con Maroc hasta que su madre lo llamó, me dijo que tenía que irse y que pasaba por mí en unas horas. Me quedé leyendo libros, y recorriendo la casa. Algunas salas estaban prohibidas por las cosas pertenecientes a esa familia. En algunas ponían pequeños fragmentos como: «Sala donde la familia jugaba» o «Comedor de la familia», ciertamente la casa estaba preciosa, no había más que decir. Habían restaurado algunos lugares por los años al parecer, seguro fue deteriorándose.

Ahora me encuentro en la sesión de libros, tengo pensado ponerme a leer hasta que venga Maroc a buscarme, ojalá y encuentre a alguien con quien hablar, sería un poco aburrido aquí. Comienzo a buscar libros, espero encontrar alguno que me atrape para que el tiempo pase más rápido.

Voy a la sesión de ciencia ficción, misterio y acción porque jamás me han gustado las novelas de romance, ni la fantasía, creo que eso solo existe en cuentos de hadas. El amor actual es una completa farsa a decir verdad, todo comienza de color rosa y termina horrible. Una vez me enamoré de un chico en secundaria, fue la primera vez que mi corazón se aceleró por alguien, recuerdo que agarré valor para confesarme, y el sentía lo mismo. Era tan raro como yo, le gustaba tocar la guitarra, y dibujar, el prototipo perfecto. Estaba tan enamorada, y en la fiesta de graduación, se suponía que pasaría por mí para ir al baile conmigo, y jamás pasó, fuí sola, y cuando llegué lo ví abrazado a su "mejor amiga", mantuve la distancia, y en menos de un segundo se comenzaron a besar. Me sentía tan rota que desde ese entonces no me volví a enamorar, cerré mi corazón, y al día de hoy, creo que esas historias que pintan en las novelas no existen. Solo es una falacia para hacerte creer en el amor.

Comienzo a buscar algún libro que me guste, hay libros de robots, naves espaciales, galaxias, planetas, terror, fantasmas, demonios, gente loca, asesinatos. Sin querer salto a la sesión de fantasía, tal vez no estaría nada mal leer alguna guerra de dragones o algo, rebusco entre las sesiones y encuentro uno que me llama la atención: Todo sobre elfos, ¿realidad o simple ficticia?
De forma automática pienso en Maroc y en la charla de hace unas horas, decido agarrarlo pero alguien lo agarra al mismo tiempo que yo. Sus manos son delicadas y blancas, lleva un esmalte de color negro. Me volteo para ver quién es, y para mí esperada sorpresa, veo a Riadh.

—¿Qué haces?—me pregunta, con el semblante serio.

—Buscando un libro para leer...

—¿Por qué ese?—me preguntó, ella siempre siendo tan curiosa con todo y tan desconfiada.

—Porque me llamó la atención, ¿cuál es el problema?

—Yo lo había visto primero.

—Eso no es cierto, yo lo agarré primero. —le reproché.

Había llegado primero que ella y eso era cierto, su mano agarró el libro después que yo. ¿Qué rayos le estaba pasando?

—Bien, hmmm...—se pone a buscar alguno que otro libro y saca otro del estante. Leí el título cuando me enseñó la portada: "Las historias de un elfo"—. Acá tienes, es igual de hermoso.

—Aihgg...—esta chica me saca de quicio, es tan impredecible—. Cógelo, no me importa.

Le dije para luego dar media vuelta e irme por otra sesión, estaba tan cabreada y nerviosa al mismo tiempo que no me di cuenta que estaba buscando en la sesión de romance.

—¿Te gusta el romance? Vaya, pareces ser más de terror o misterio. —dijo Riadh a mis espaldas, cuando voltee a verle tenía una sonrisa amplia que se me contagio apenas unos segundos de verla.

—No, no creo en el amor. Y si, tienes razón, soy más de terror y de misterio. Creo que esas historias de héroes, de miedo, de futuros inciertos o pasados macabros son más interesantes que las de amor, llenas de cursilerías y cosas tontas que no existen.

Las estrellas en Venus (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora