Capítulo 9.

15 3 0
                                    

        «Días antes»
     
          Mirow Peraclo

No puedo creer que hayamos encontrado a su hija, estoy tan eufórico por dentro que me gustaría celebrar. Hay muchas cosas en juego. Pero lo más importante ahora es llevar el plan a cabo. Tendremos varios días para inspeccionar todo, y prepararlo. Si todo sale bien, podré gobernar toda Alfelia y ser el supremo líder.

—¿Cuál es el siguiente movimiento?—me pregunta mi fiel compañera, Ainoah Repreck. Lleva días ansiosa, ha preparado varias pociones para entretenerse, que nos pueden servir en la misión.

—Necesitamos que tú aliada le saque información—Ainoah se queda pensativa unos minutos—. Si logramos lo que queremos que nos diga esa muchacha, sabremos cual es nuestro siguiente movimiento.

—Espero que mi aliada no me traicione, porque te juro que le arrancaré la cabeza de un solo movimiento con mis dagas. —protesta Ainoah y siento la rabia recorriendo su cuerpo.

—Tranquila, si eso llegara a pasar, tendremos un plan B—ella parece calmarse. Así que me dispongo a dar una vuelta por mí residencia y relajarme un poco—. Me retiro, con permiso.

Camino hacia la salida de aquella sala, donde siempre hay reuniones entre todos los líderes, menos los de esos sucios perros, porque están muertos. Si estuvieran vivos juro que los haría sufrir sin piedad.

—¿No te vas a despedir...?—me reprocha la mujer a oscuras de la habitación y sé a qué se refiere.

Me acerco de un solo movimiento a donde está y la pego contra la pared. Puedo llegar alcanzar una velocidad inimaginable. Ella suelta un quejido y su expresión es de satisfacción. De otro movimiento desprendo su camisa, que va tejida con hilo blanco en cada borde tallando así una de esas camisas  pegadas al cuerpo que la hacen ver irresistible.

Comienzo a besarla dejando pequeñas mordidas con mis colmillos en sus suaves y delicados labios, intentando que no pasen de mordidas leves. Me separo unos segundos para tomar aire, y veo sus ojos verdes. Ainoah siempre ha sido hermosa, su figura tan estructural, y ardiente siempre me han hecho contemplarla. Su piel blanca, llena de lunares y sus cabellos negros la vuelven magia. No me canso nunca de poseerla.

—¿Qué esperas para hacerme tuya?—suspira Ainoah cerca de mi oído derecho, para luego pasar su lengua desde el lóbulo hasta mi cuello, y depositar una leve mordida.

—Con gusto lo haría las veces que quieras en la eternidad de mi vida.

                         ***
      
Es hora de la reunión de las 6:00 p.m. todos están reunidos. Mis secuaces y los de Ainoah, también está el líder de los Farmoon, y su hija. Después de pasar casi una hora con Ainoah, me dí un baño, y me puse a revisar las opciones que tenemos. Con suerte, yo no tendré que poner mi mano directa en todo esto. Estaré solo dando órdenes. Esto a su vez es bueno, porque me ahorro todo el trabajo, pero también es malo, porque si alguno de mis secuaces hace algo mal, todo se iría a la basura, entonces tengo que encargarme y pensar en todas las posibles fallas que puedan haber. Así tendré algún plan B o C, para remediar el primero fracasado.

Llego a la sala y todos hacen silencio. Es una sala bastante amplia, los principales líderes están sentados cada dos sillas, y sus respectivos hijos y secuaces a sus lados.

—Hoy estamos todos reunidos por sed de venganza—comienzo a hablar y todos los rostros se iluminan—. Por fin, después de muchos años ha surgido una esperanza, y debemos aprovecharla. Nada puede salir mal, porque de esto saldrá nuestro mejor futuro.

Observo todos los rostros que muchas veces ya han estado sentados en esas mismas sillas.

Al frente, Ainoah, con sus radiantes ojos verdes mirándome de forma convincente por los buenos orgasmos que hace unas horas le provoqué. A su derecha, sus dos hijas Meirim y Moralay, con los mismos ojos verdes que su madre, y sus pieles blancas, dos gemelas hermosas. Son las encargadas de conseguirnos información. Gracias a ella sabemos que hay un familiar de los Greyhide en esta cuidad, por eso hemos decidido encontrarlo.
En las siguientes sillas, la familia qué menos encaja, los Prettory. Dentro de todos ellos solo destaca su hijo, Maroc. Podría hacerlo mi aliado sino fuera por su forma de ser tan rebelde y sus aires de "justicia". A la izquierda, la familia Bronzé. Mogne siendo el más viejo y sabio de todos en esta sala, un elfo con muchos años de vida, 500 años, más de los que llevo yo. A su derecha, su preciosa nieta de cabellos blancos, ágil, mágica y fuerte, es nuestro plato gordo en toda esta misión. Posee gran determinación con las dagas, lanzas y arcos, tiene buena precisión, y es capaz de asesinar a cualquiera que se interponga en su camino para conseguir lo que quiere. También es experta en la alquimia, y en sus 150 años de vida ha logrado increíbles pociones, su mayor creación fue la poción del secreto, permite que los elfos adopten una forma humana, ocultando sus rasgos de elfos. En pocas palabras, es toda una joya, y yo precisamente quiero aprovechar todo ese potencial, espero que no nos falle porque será desterrada como esos perros carroñeros de los Grayhide.
Por otro lado de la mesa, están mis secuaces, Bronteo Swiuns y Murakre Reilions. Dos jóvenes con crudos potenciales. Son como mis hijos.

Recuerdo la noche en la que los conocí, eran dos criaturitas indefensas en una canasta a las afueras de Alfelia en una pequeña parada de autobús. Me sorprende lo crueles que pueden ser los humanos. Ni siquiera saben y conocen el verdadero valor de una vida. Desde ese entonces los convertí en vampiros cuando tuvieron la edad suficiente, ahora sirven a mi lado.

—¿Alguien quiere dar alguna sugerencia?—pregunta Ainoah después de recibir una señal por mi parte de poder preguntar.

Todos se quedan en silencio, más bien siento que por miedo o reparto a llevarme la contraria que por que no tengan nada que decir.

Una pequeña mano se divisa entre todos los rostros. Me sorprende ver quién es. Le indico para que hable.

—¿Cómo estamos seguros si el supuesto familiar de los Grayhide sabe en realidad dónde está la piedra? Es decir, tal vez ni sepa nada de su misma existencia. De cualquier forma, no estamos seguros si realmente esté en la cuidad ese familiar, podríamos sacrificar mucho tiempo y dedicación en algo que no es seguro. —dice Riadh, sin titubear, es tan valiente, me encanta la destreza que tiene al hablar, desafiandome.      

—No lo sabemos, ni estamos seguros de ello. Pero el trozo de piedra de Ainoah ha alumbrado hace unos días, eso solo puede significar una cosa. Que hay alguien más en esta cuidad que porta otro fragmento de la piedra. De por si o por no, es muy importante tener en cuenta y saber los procedentes de ese sujeto. Porque todo está en juego, Riadh, todos perdemos algo cuando se trata de poder.

Dije estas últimas palabras haciendo énfasis en ellas, no sé exactamente porque, pero quería hacerle saber que hay que sacrificar algo para poder tener algo más, no siempre se puede tener todo.

Y creo que todos tenemos claro eso...



Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 26, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Las estrellas en Venus (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora