Capítulo 8.

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-Riadh-

Después de la semana estresante que tuve, al fin pude ver a Shairel. Esta hermosa como siempre, desde el primer día que la ví. Sus cabellos castaños andan más desordenados de lo normal, pero eso no importa porque así sé ve más encantadora. Sus ojos cafés agarran un tono amarillento por la luz de la farola, y las ganas de besarla me matan. Siento que está enojada, debe estarlo, aunque no entiendo porque. Tal parece que no tuviera ganas de verme.

Las cosas que necesito decirle son muy importantes, nuestras vidas están en juego y la de muchas personas más. Solo espero que no me tome por loca, que si llega a pasar tendré que usar mi último plan como alternativa.

-Por favor, prométeme que no saldrás corriendo...-le imploro, su cara es de confusión, y arquea una ceja buscando una respuesta más acertada.

-Bien, lo prometo.

Arrastra las palabras acompañadas de un pesado suspiro. Tengo miedo, pero debo decirle. Hay muchas cosas en juego. Lo más probable es que se desmaye o sé vuelva loca al escuchar todo, de cualquier forma merece saber.

Tomo aire y me dispongo hablar. Los labios me tiemblan.

-Hoy a las doce comienza tu cumpleaños veintiuno.

Ella asiente, y sé queda indagando en mis palabras.

-[...] Tus padres Shairel, no son lo que crees que eran, tu familia no es lo que crees que era. Y tú no eres lo que crees que eres. Este mundo está envuelto en millones de secretos que ni siquiera pudieras imaginar.

Tomo aire porque las palabras me pesan, decido darle vuelta a lo que tengo para decirle, por miedo. Siento que en cualquier momento puede enloquecer sino trato el tema con sumo cuidado. No quiero hacerle daño.

-¡Joder, habla ya, y deja de estar haciendo tantas pausas! Lo que tengas que decir solo dilo. ¿Mis padres qué?-frunce el ceño, y me mira atenta buscando una respuesta. Así que decido rebuscar entre mis recuerdos y contarle el comienzo de todo:

Hace muchos años...

"El mundo ha sido habitado por toda clase de criaturas desde tiempos muy inmemorables. Humanos, elfos, lobos, vampiros, hadas y toda clase de criaturas que podrías imaginar. Han convivido por años, hasta que un día todo cambiaría para siempre.
Todos contra todos, los humanos queriendo conseguir inmortalidad y los poderes sobrenaturales, los vampiros queriendo ser humanos, los hombres lobos odiando su forma, y así, cada quien luchando una batalla para ser alguien más. El caos reinó en el mundo, en aquellos pequeños lugares donde todavía existía la magia. Las criaturas mágicas fueron desapareciendo ante la destrucción de los humanos por encontrar más poder, y así, sin encontrar nada sé fue perdiendo el verdadero poder, la magia del mundo, del amor. "

-¿Que me estás contando? ¿Has venido acá solo para decirme eso?-me reprocha Shairel, está enojada.

-¿Podemos ir a un lugar más tranquilo? ¿Y podrías dejar de ser tan pesada y escucharme?

-Okey, sígueme. -me dice secamente, para luego empezar a caminar a su casa. Estoy pensando en como seguir la historia, siento que en cualquier momento va a golpearme. Lo más probable es que no crea nada. Eso me frustra solo de pensarlo.

Entramos, ella cierra la puerta, y yo me quedo observando todo el lugar. Es una casa acogedora, las paredes son blancas, y tienen un estilo minimalista. Había pasado por afuera pero jamás había entrado, ciertamente es igual de linda por dónde la mires.
Shairel sé sienta en el sofá y cruza los brazos, esta esperando lo que tengo que decir. Así que decidí dejar de distraerme y seguir hablando:

"Los que quedaron sé aislaron en el mundo de los humanos, y el resto que eran la mayoría construyeron gigantes cuidades bajo tierra. Y con la ayuda de la magia, lograron volver a tener su paz y armonía fuera de la vida de los humanos.

Un conflicto entre tres grandes familias desataría la guerra. Los Grayhide, hombres lobos, los Richhorns vampiros y los Farmoon, elfos. Los elfos y vampiros hicieron un trato; conseguir la piedra lobal. Dicha piedra presenta el poder de la inmortalidad. Es capaz de sanar heridas y curar enfermedades sin cura. Los miembros de los clanes de lobos portan pequeños collares en sus cuellos, son fragmentos de la piedra, eso a su vez que sana sus heridas ayuda a comunicarse, los fragmentos de la piedra alumbran cuando otro portador está cerca.

Según la antigua familia, y libros pertenecientes a ellos, diarios de viaje, y toda clase de tesoros que puedes encontrar regados por ahí, mostraban que el paradero de la piedra está bajo tierra, cerca de las tumbas de los antiguos dueños de la residencia.

Los vampiros y elfos hundidos en avaricia comenzaron una búsqueda por la piedra. La familia Grayhide trató de impedir esto por años, pero era imposible. Sofía y Liem tuvieron que hacerse pasar por humanos, fingir una vida normal para que dejarán en paz a su pequeña Shairel, que más tarde su apellido cambiaría a Cournen, para impedir que la buscaran.
Así emprenderían un viaje a una cuidad alejada, allí construirían su vida pacífica, pero una noche cuando regresaban de una cita romántica, los aliados de Mirow y Ainoah atacaron a los casados, provocando así un choque de su auto y la muerte de ellos. Desde ese entonces Shairel se fue a vivir con su primo, bien alejados, varias veces tuvieron que viajar porque la persecución nunca se detuvo. Ahora saben que la heredera de todo, eres tú, la chica que la noche de hoy tomará su verdadera forma y vienen a por ti...Shairel."

Concluí, y Shairel esta sin poder procesarlo todo. Aún faltan millones de cosas por decirle. Me espanta mucho su reacción o lo que pudiera ser de ella. Tengo tanto miedo que no logro articular cualquier otra palabra.

Es decir, me valdría muy poco si fuera otra persona, no me importaría aprovecharme de ello, y conseguir lo que mi familia quiere, pero estoy enamorada de ella. En tan poco tiempo, no sé cómo es posible que mi corazón se acelere solo con verla, que sus ojos cafés intensifiquen cada momento a su lado. Estoy enamorada de ella, no me importa que toda la familia Farmoon me odie, no me importa nada. Jamás había tenido la necesidad de proteger a alguien con toda mi existencia, no sé de qué se trata, pero siento que debo protegerla, y ella a mí, esa promesa que nuestras madres se hicieron hace años, ese amor que sentían la una por la otra va más allá, llegó a nosotras, y no defraudaré esa promesa.

"Las promesas son infinitas y eternas, y te prometo a ti, hermana de otra raza y de otra madre, de otra tierra y otro mundo, que mi amistad será eterna, así como lo son las estrellas en Venus".

Aunque no sepa que estoy haciendo, te prometo a ti, Shairel, que te amaré, así, así como suena de infinita la palabra, así como todas las estrellas de nuestro pequeño y diminuto Venus...

Te amaré.

Las estrellas en Venus (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora