A Day In The Life.

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El día comienza esta mañana en las Islas Hirvientes y, con los primeros rayos de luz entrando por la ventana de la habitación de una chica que lleva de igual manera aquel nombre; estos rayos iluminaron poco a poco el suelo, luego la alfombra púrpura, las cobijas de la cama, hasta que el resplandor está a punto de dar en su cara cuando las puertas de la habitación se abren de golpe y de par en par con la figura firme de aquella pequeña pero autoritaria demonio por delante, en compañía de un par de guardias del aquelarre del emperador; entraba con los ojos cerrados a la espera de que al abrirlos encontraría a su pupilo de pie frente a su cama y arreglada, lista para un día más de estudio, pero al abrirlos solo pudo darse cuenta de que la realidad era una chica que aún no se había despertado ni con el ruido de las puertas.

—Señorita Noceda —habló pacíficamente pero con autoridad—, buenos días, supongo que esta vez el hambre tampoco pudo despertarla como lo hizo el día de ayer; Lunes, y eso que apenas es comienzo de semana.

Pero la chica seguía roncando con la boca abierta y a pierna suelta, a lo que inevitablemente la demonio tuvo que pensar en una alternativa; un pequeño hechizo de levitación de la mano de uno de los guardias.

—Steve, eleva a la chica por favor.

El guardia movió su dedo formando un círculo en el aire invocando un hechizo y la chica flotó, pero a pesar de la levitación seguía durmiendo, al menos sin cobijas, mostrando su ligera pijama de una playera sin mangas y un short con cabecitas de nutria dibujadas.

—De acuerdo, un par de vueltas la ayudarán un poco... por favor Steve.

El guardia asintió y la chica comenzó a girar y girar, mientras gritaba.

—¡AHH! ¡YA ME DESPERTÉ! ¡YA ESTOY DESPIERTA! ¡DETENTE! ¡DETENTE! —y cayó encima de su cama, rebotando y rodando al piso del otro lado donde se ubicaba la ventana que alumbraba su cama, tomando fuerzas para sostenerse de las sábanas de la orilla de esta— ¡STEVE! ¡¿Que te pasa?!
—Lo siento Luz —decía el guardia con voz apenada— la autoridad me lo ordenó —pero luego habló jovial y Luz calmó el tono de su voz.
—Kiki ¿Qué te pasa?, anoche me quedé estudiando para la práctica de hoy —decía mientras señalaba su escritorio, el cual estaba cubierto de algunos libros, hojas y lápices alrededor.
—Oh si, ya veo, hay un par de libros cerrados sobre las últimas lecciones de la semana anterior y dibujos sobre La Buena Bruja Azura, no recuerdo haber visto contigo lecciones sobre estos últimos.

Luz se anervió un poco.

—Los hice como descanso mental, no es como que me pasé toda la noche haciendolos experimentando algunas técnicas de dibujo Kiki... jejeje...
—Está bien Luz, espero que hayas repasado la lección de abominables, podrías llevarte una buena sorpresa en la práctica de hoy.
—Lo tengo bajo control Kiki —dijo despreocupada—, los abominables no serán problema.
—Ya veremos jovencita, te dejaré para que te prepares, pero tienes poco menos de 30 minutos para arreglarte y peinar ese largo y despeinado cabello —la pequeña demonio recitaba mientras salía de la habitación seguida de los guardias.—, antes de que en ese lapso tu desayuno en el comedor desaparezca.
—Gracias Kiki, te veo en 30 minutos ¡En la sala de entrenamientos! — alcanzó a gritar la no tan pequeña Luz.

Mientras Luz se cambiaba con su uniforme personal pensaba en voz alta.
—Demonios, olvidé que la práctica de hoy era de abominables, aunque últimamente me he estado obsesionando más con Azura, como sea, creo que nunca dejará de gustarme, es mi bruja favorita, incluso me gusta como nombre para mi, me lo quisiera poner como segundo nombre, o ponérselo a una futura hija, jajaja, bueno moriré sola aquí de todas formas porque creo que nunca saldré de este gigantesco castillo... pff —resopló mientras estaba poniéndose la capucha de la capa blanca y guardó su varita de práctica en uno de los bolsillos de esta—. Tontas orejas redondas —se auto-ofendió mientras de peinaba viéndose en el espejo de su cepillo.

El Aquelarre Del Emperador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora