𝐓𝐄𝐍

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"¡Deberíamos olvidarlo y seguir adelante! Obvio

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"¡Deberíamos olvidarlo y seguir adelante! Obvio... solo si tu quieres"

    sungchan miraba como lee y kang se peleaban en unas máquinas de azar y yuta compartía de su álgidos de azúcar gigante con kento, se veía que ambos se llevaban bastante bien

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    sungchan miraba como lee y kang se peleaban en unas máquinas de azar y yuta compartía de su álgidos de azúcar gigante con kento, se veía que ambos se llevaban bastante bien. a su lado shotaro estaba recostado contra una pared con los brazos cruzados y sin siquiera dirigirle la palabra. el ambiente estaba tenso e incómodo, lo que hizo que sungchan aclarara su garganta varías veces, y tenía que perderse o concentrarse en otras cosas en vez de siquiera observar un poco al mayor y que sus miradas se encontrarán y todo fuera aún más incómodo. al final de cuentas hacía tiempo que no salía de casa. unos dos años para ser exactos.

suspiró al darse cuenta que ya no tenía nada con que distraerse de su lado derecho y ahora tenía que voltear al izquierdo para ver siquiera algo en lo que él mismo pudiera ir a hacer, como comprar comida o alguna máquina de arcade, todo con el peligro de poder verse a los ojos con shotaro. para su suerte el mayor veía hacia otro lado y era literalmente imposible que sus miradas se cruzaran. a la distancia vio un puesto de fideos fritos a tan solo 126 yenes y su apetito se abrió. buscó en sus bolsillos el dinero suficiente para pagar pero le faltaban tan solos veinte yenes —mierda... —susurró buscando en sus demás bolsillos con la esperanza de encontrar algo. y falló.

—¿que necesitas? ¿dinero? yo tengo, te puedo prestar —sungchan se sobresaltó al oír la voz de shotaro dirigiéndose hacia él, alzó su vista y vio al japonés dedicándole una mirada seria.

—n-no te molestes... tengo más en mi casa, solo subo rápido y ya.

—no, está bien —shotaro sacó su cartera y comenzó a buscar—. ¿cuanto necesitas? tengo doscientos yenes por ahora nada más —saco unas monedas—. bueno, doscientos cincuenta y dos.

sungchan sonrió en sus adentros —solo necesito veinte...

—¿estás seguro? —shotaro alzó su mirada y encaró una ceja.

𝐇𝐢𝐤𝐢𝐤𝐨𝐦𝐨𝐫𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora