La Legion.

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(Despertador vibrando, 6:00pm)
Los consumidores activos del tabaco suelen sentir un efecto de paz al fumar un cigarrillo después de una hornada de trabajo o situación de estrés, pero el cigarrillo no cuenta con ninguna propiedad analgésica, es tan solo el efecto placebo del cerebro al recibir la nicotina a la que está acostumbrado.

Algunas veces decido que es momento de dejar de correr, creo que es necesaria una pausa o un final. La última vez que mantuve mi vida en stop no fue un desastre como lo había imaginado, pues yo creía que el cielo se vendría abajo y me estrellaría contra el, pero más bien fue como si el mismo infierno hubiese emergido y los cuernos del diablo me hubieran atravesado, así que una vez más, comencé a correr, pero ahora en sentido contrario; estaba cansado de no llegar a la salida, de avanzar sin parar y aún así no encontrar la tierra que Cristobal Colón logro ver, entonces pensé que lo ideal sería regresar a donde alguna vez había sido feliz y fue entonces cuando de nuevo estaba en la línea de inicio de esta carrera.

Comencé regresando a mi jaula de oro, pero con la promesa de ser el Ave Fénix. Las diversiones del mundo del libertinaje no tardaron en hacerse presentes y yo danzaba por los suelos de todo lugar que pudiera recorrer. Un día llego a mi teléfono una oferta que parecía casi imposible de ser rechazada, un mensaje que contenía una invitación a lo que ahora llamo La Legión, era Belcebú asegurando que podría tener una noche inolvidable y un poco más de dinero para mis caprichos, pero Belcebú jamás estaba solo y esa noche no sería la excepción.
Acepte la oferta junto a un cargo de conciencia enorme y vi llegar a mi casa una sospechosa camioneta de una buena marca, blindada de ambas cabinas y una ausencia de sonido que me causaba cosquilleo estomacal, tomé una mochila con las cosas más indispensables y corrí hacia ella, abrí la puerta trasera y dentro descubrí la sonrisa de dos hombrecillos que con su mirada me transmitían entusiasmo, no hice preguntas y tomé mi asiento, avanzamos durante horas de bebidas alcohólicas, bromas e indirectas, y aunque no entendía hacia donde nos dirigíamos al fin me sentía como siempre había querido.
La noche era corta y nuestras ganas de que no terminara eran muchas, llegamos a lo que parecía ser un orfanato, aunque en realidad sólo era la casa de Belcebú, baje antes de que entráramos a la cochera y junto a mí uno de los chicos, mientras seguíamos de tras a Bel, tuvimos una platica que al día de hoy recuerdo con mucha precisión.

YV: ¿Qué haces aquí?
Héctor: Solo vengo a divertirme y encontrarme con el nuevo.

Habíamos estado en la misma escuela, él dos grados más abajo, pero finalmente ambos nos encontrábamos en el mismo nivel.
Al entrar al auditorio de la casa, un cosquilleo me hizo jadear, había muchos chicos en el salón, algunos conocidos y otros no tanto, pero finalmente era una fiesta o eso parecía.

La legión.Where stories live. Discover now