Y sin pensarlo, esos brillantes ojos carmesí que tan solo hace unos momentos eran oro fundido, le aseguran completamente que quiere pasar con el por el resto de su vida, y si es necesario...
Dar la misma por él... Una vez más.
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Wei Wuxian bostezo estirando su cuerpo entumecido, dos horas en el asiento del avión donde apenas pudo dormir debido gracias a una señora que no para de quejarse por todo y nada, aunque había sido divertido cuando su madre cortó un mechón de cabello de la mujer cuando esta no paraba de tirar su cabello sobre las pantallas frente a ellos, no importaba que las aeromozas le pidieran muy paciente y amablemente que mantuviera su cabello dentro de su asiento, la señora era alguien terca y muy déspota, por lo que simplemente las ignoro y siguió, la aeromoza que había estado atendiendo a la odiosa mujer había presenciado todo, más solo pudo aguantar una carcajada.
Estaban en el aeropuerto internacional de Shanghái-Pudong, numerosas personas iban y venían de esquina a esquina, el bullicio de las personas hablando por teléfono o entre sus acompañantes con diferentes idiomas y sobre todo la lengua predominante del país, animo a Wei Wuxian y su familia, viendo con atención a su alrededor. Sabían hablar chino, por supuesto, en la comodidad de su casa hablaban su idioma madre, aunque el coreano e inglés lo dominaban de maravilla.
—¡Sanren! ¡Changze!
Los mencionados miraron en dirección de los gritos emocionados.
—¡A-Mian!
Wei Wuxian miro con curiosidad al hombre que caminaba con prisa hacia ellos, a su lado una mujer con vestido purpura y tacones de aguja miraba hacia ellos con una expresión seria pero una mirada suave, detrás de ellos venían dos jóvenes, un chico de ceño fruncido y facciones duras que probablemente tenía su edad y una joven mayor de expresión suave y amable.
Ah, ¡esos eran sus Tíos y primos!
—¡A-Xian!
La joven lo atrapo en un apretado abrazo que correspondió con la misma efusividad, hace mucho tiempo que no recibía esos abrazos de la persona que consideraba una hermana mayor.
—Shijie
Jiang YanLi se separó tomando su rostro entre sus manos — A-Xian, has crecido tanto, eres aún más bonito que la última vez que te vi — sonrió.
Eso debió ser hace unos ¿once? ¿doce años?, por supuesto que alguien como su Shijie sería capaz de recordar luego de tantos años.
—Shije sigue igual de amable y hermosa — los ojos grises se posaron sobre Jiang WanYin que permanecía detrás de su hermana con los brazos cruzados — Hola Jiang Cheng —
El joven suavizo su mirada al verlo, aunque el ceño fruncido permaneció. Se acerco vacilante a lado de su hermana — Wei Wuxian — saludo.
El pelinegro rio jalándolo a un abrazo, Jiang WanYin se tensó, pero correspondió a la muestra de afecto. —¡Cheng Cheng! Sigues igual de malhumorado que siempre — recordaba el rostro regordete de un niño malhumorado que no se despegaba de las faldas de su hermana mayor.
