Y sin pensarlo, esos brillantes ojos carmesí que tan solo hace unos momentos eran oro fundido, le aseguran completamente que quiere pasar con el por el resto de su vida, y si es necesario...
Dar la misma por él... Una vez más.
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China, Región Gusu Lan.
El rostro inexpresivo hacia retroceder a las personas dándole paso a la figura imponente y delgada que contrastaba completamente con los colores prístinos y brillantes como lo era el azul y blanco.
Los ojos rojos que en cualquier otro momento eran de un precioso plateado que te dejaban hipnotizado estaban oscurecidos de carmín, tan inexpresivos y fríos que mandaba escalofríos a todo aquel que se cruzara por su camino.
Los guardias que custodiaban la puerta de la mansión Lan se apresuraron a darle paso, anunciando su llegada.
—El e-esposo del Segundo Jade esta aquí.
Wei Wuxian soltó un bufido, jamás utilizaban ese titulo.
Las dos personas que esperaba ver se levantaron de sus asientos, luciendo tan hermosos y elegantes como solo los Lan de la familia principal sabían hacerlo. Miradas frías y serias que rivalizaban con la suya, expresiones estoicas de rasgos hermosos de piel fría besada por la luna y ojos dorados cual soles en una tarde fresca y calurosa de verano.
—Wuxian
Wei Wuxian miro a Lan Qiren, hermano del fallecido líder de la secta de los Lan. Siempre tan déspota y mal humorado. Sabía que no era del agrado del mayor, siempre se había encargado de hacérselo saber desde los primeros días de su relación con su sobrino menor.
—Qiren
El nombre se deslizo con sorna, casi como una burla, Lan Qiren apretó los labios sin atreverse a decir algo.
—Wei Ying
Ahí estaba, ese sentimiento que llenaba por completo los huecos en su corazón que comenzaban a formarse, tan doloroso y tan aliviador que le volvía loco, apretó los bordes de sus mangas y desvió su mirada. Iris dorados tan brillantes como soles le veían fijamente, con anhelo, miedo y dolor.
—Lan Zhan —El Lan se sintió aliviado y adolorido, seguía llamándolo tan íntimamente como solía hacerlo, pero la frialdad y el vacío de las palabras dolían, no había risas o dulces sonrisas de por medio. —¿Por qué? — Wei Wuxia frunció el ceño apretando los puños, pocas veces se sentía molesto con la persona con la que se había decidido pasar el resto de su larga vida, pero ahora todo quemaba su pecho como brazas calientes sobre su piel traspasando las fibras musculares, las ganas de llorar se las trago sintiendo un enorme nudo y se esforzó por que su voz saliera plana y sin tartamudeos — ¿Por qué se me prohibió la salida de la mansión? —
Lan WangJi bajo los pocos escalones que los separaban. Sin pensarlo, Wei Wuxian retrocedió cuando el mayor quiso tocar su rostro, la mano quedo suspendida en el aire bajando poco a poco hasta quedar colgando a un lado de las ropas blancas, Lan WangJi cerro los ojos sintiendo las lágrimas escocer sus ojos.
