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- ¡No me puedo creer que me estéis prohibiendo hacer lo que más me gusta! - gritó a sus padres enfurecido mientras su rostro igualaba el color de su cabello debido a las lágrimas y la ira que le estaban consumiendo. - ¡No lo entendéis! ¡No entendéis nada y aún así me lo prohibís! - golpeó la mesa con su palma haciendo que los platos retumbaran ante el impacto, poniéndose en pie, cayendo así la silla hacia atrás. - No tengo hambre, me voy a mi habitación, no me molesteis - dijo repentinamente más calmado, claramente solo se estaba conteniendo, no quería gritar a sus padres por mucho que aquello le molestara.

Torpemente caminó hacia el pasillo, su pierna derecha cojeaba, para ser más específicos estaba enyesada por lo que no podía apoyarla. La cojera en aquel momento le hacía sentir completamente incómodo y observado, pues el ambiente era pesado debido a la discusión anterior pero no podía apurar su paso, teniendo que ir a un paso lento, «realmente patético» pensó el pelirrojo y una vez lejos del alcance de la vista de su familia, comenzó a llorar más que anteriormente, cubriendo su rostro con el antebrazo, no quería hacer lo que haría ahora.

- ¿Mamá? - gritó desde el pasillo en un tono de voz ahogado debido al llanto y alzó su mirada, algo afligido. - ¿Me ayudas a subir las escaleras? - pidió esperando la llegada, la cual, después de escuchar unas risas por lo bajo de sus progenitores ante lo tonto de la situación, apareció poco después.

- Sí, sí, ya voy, lisiado - comentó con una pequeña sonrisa divertida su madre, aunque sen sus ojos podía verse preocupación. Por mucho que lo tomara con humor para quitarle seriedad al asunto, se encontraba extremadamente preocupada por su pequeño.

Le ayudó a subir las escaleras, tomándolo del brazo izquierdo y dejando que Reki se sujetara de la baranda al lado derecho, después de un rato llegaron a su habitación, Reki sin decir nada se metió a esta y cerró la puerta con llave, aunque después de ello se sintió culpable por lo que abrió la puerta viendo a su madre todavía allí, murmuro un pequeño "gracias" y volvió a cerrar con fuerza.

Por muy enfadado que estuviera se sentía mal si no tenía los modales más básicos, lo que hacia que sus padres se lo tomaran todavía con menos seriedad.

Rápidamente tomó su celular y marcó a Langa, debía contarle todo y buscar una solución para que le dejaran volver a patinar. Después de unos cuantos tonos, sintió como descolgaba la llamada. Frotó sus ojos que se notaban secos después de tantas lágrimas y suspiró.

-¿Langa? -preguntó en un hilo de voz al ver que no hablaba, probablemente esperando a que Reki dijera algo.

-Sí, ¿que pasó? No es común que me llames, siempre sueles enviar un mensaje. -incluso a través del teléfono se notaba la preocupación en alguien tan inexpresivo como él. - ¿Estás bien? -volvió a hablar al ver que después de unos segundos Reki no respondía.

-Yo... -tomó una bocanada de aire pues sentía que se quedaba sin él tan solo de pensar en todo lo ocurrido. - Me prohibieron volver a subir en un skate. -murmuró en un tono de voz bajo y demasiado decaído para alguien tan alegre e infantil como el pelirrojo.

-¿Qué? -preguntó incrédulo, al otro lado del teléfono Reki escuchaba ruido, no sabría identificar qué tipo de sonido. - ¿Lo dices en serio? -pasados unos segundos dejó de escuchar ruido, Reki frunció su ceño confundido pero ignoró aquel hecho.

-Sí... desde que patiné contra Adam y me rompí la pierna además de golpearme la cabeza me prohibieron subir en todo tipo de ruedas -comentó mientras hacía una mueca y se removía en la cama hasta terminar con la cabeza colgando de la cama abajo. Suspiró pesadamente y colocó sus piernas hacia arriba estiradas en la pared, con cuidado de no dañar la escayolada. - Espero que se les pase pronto, seguramente solo es la molestia del momento -murmuró preocupado de perder la única cosa que le apasionaba, y cerró sus ojos mientras ponía el altavoz y colocaba el teléfono en su pecho.

By your side || Lanki • RengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora