Death of a Bachelor

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El sol se está escondiendo en el horizonte pero el clima permanece cálido, su piel brilla por un leve instante cuando la cálida estrella la toca. Harry acomoda sus lentes de sol y sale del auto. Aún es temprano para beber, pero a él no le interesa. No tiene humor para hacer otra cosa, al menos no después de la conversación que tuvo con su madre.

Frank espera por él en la entrada del bar y Harry sonríe saludándolo.

—¿Has bajado de peso? —Pregunta con curiosidad su amigo una vez que entran en el bar. A toda respuesta, él sonríe y niega con diversión. No es una pregunta nueva, últimamente todos hacen la misma.

El ambiente es tranquilo. Un tocadiscos reproduce música agradable desde una de las esquinas. Varios hombres se aglomeran en una de las mesas y algunos otros disfrutan de una partida de billar. Harry se acerca a la barra y saluda al chico tras ella, pide un poco de whisky mientras escucha los problemas maritales de Frank. 

Harry está muy próximo a cumplir su cuarta década —en realidad no porque apenas tiene treinta y cinco, pero es lo que todo el mundo le dice—. La última conversación que tuvo con su madre fue la misma que ha tenido desde hace un par de años: necesita una pareja. El hombre de rizos rebeldes y ojos verdes, está bastante aburrido de que todos sus conocidos se lo mencionen a pesar de sus quejas. Asegura que no necesita una pareja y que sobrevivirá de todas formas, a pesar de que se siente tan malditamente solo que a veces siente que se asfixia consigo mismo.

Unos vítores llaman su atención y mira como el grupo formado alrededor de la mesa en la esquina, celebra por un buen tiro. Uno de los jugadores ríe sobre el ruido de los demás y se aleja divertido caminando hacia la barra. 

—Idiotas. —Escucha que susurra cuando llega a su lado. Se dirige hacia el hombre detrás de la barra luego—. Dame otra botella, están en la mierda y aún no se cansan.

—Espero que no hagan un desastre otra vez. —Le advierte dándole una botella de lo que Harry identifica como vodka. 

—Lo prometo. —El hombro pone la mano en su pecho y cierra los ojos con teatralidad antes de regresar al grupo.

Harry piensa que está siendo atrevido cuando mira de más su trasero mientras se aleja. Mira al grupo con curiosidad, son cinco hombres y una mujer. Conversan y ríen a medida que se terminan la botella. Frank menciona algo sobre un picnic y Harry vuelve a prestarle atención, o al menos lo intenta. Sus oídos permanecen atentos a la risa proveniente del otro lado del bar.

La noche avanza y Frank se excusa. Su esposa no está feliz con sus salidas nocturnas por muy escasas que sean. Se lamenta mientras abandona el bar y Harry decide quedarse un rato más. Quiere pensar que es por la música o tal vez la buena atención, pero sabe que sólo lo hace para mirar por un rato más de lo debido.

El ruido se desvanece cuando el grupo se dispersa y Harry considera que debe volver a casa. Así que se levanta, le da su propina al bar tender y abandona el bar con pasos lentos. 

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