Hallelujah

712 77 36
                                    

—¡Eres un idiota! —Grita Louis exasperado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Eres un idiota! —Grita Louis exasperado.

—¿Disculpa? ¿Me llamas idiota por congelar tus cuentas? —Harry se señala a sí mismo con incredulidad. Su ceño contantemente fruncido, ha creado líneas de expresión en su frente que duda se vayan a borrar—. No es mi culpa que seas un maldito despilfarrador. ¿Es eso mi culpa, Louis?

—Te odio. —Suspira derrumbándose en el borde de la cama. Las lágrimas recorren su rostro como un torrente incontrolable. No es que intente detenerlas, Louis adora hacer drama y no hay mejor forma que llorando como Magdalena.

Sin embargo, esta vez Harry no cae en su juego. Decide no acercarse y se queda en su lugar mirándolo en silencio hasta que el berrinche se le hubiere pasado.

Louis alza la mirada. Sus preciosos ojos azules se han enrojecido producto del llanto, sus labios están hinchados y forman de manera casi imperceptible un puchero que, en otro momento, su esposo querría besar para desaparecer. Esta vez tan solo lo mira con la ceja arqueada y brazos cruzados.

—¿Ya terminaste? 

—¿Ya terminé qué? 

—Tu berrinche. —Dice Harry con tono frío y no pasa desapercibida la mirada que Louis le otorga cuando le escucha.

—¿Mi berrinche? —Se señala a sí mismo bufando mientras se pone de pie—. Según usted, señor Styles, ¿esto es un berrinche?

—Es precisamente lo que es, sí. —Harry no se mueve ni un centímetro cuando Louis se acerca envuelto en aquella bonita bata de seda color rosa pálido que tanto le gusta. Lo mira desde arriba, estoico. Luce como una fortaleza impenetrable que Louis ha tomado como reto atravesarla.

—Esto. —Señala Louis a ambos con sus delgados dedos ya carentes de anillos, ya que éstos descansan en uno de sus joyeros. Louis ya se iba a dormir cuando Harry lo atacó no sólo con acusaciones acerca de cómo sobreexplota su tarjeta y se llena de cachivaches y chucherías que no sirven para nada, solo por capricho. Sino que además, decidió congelar sus cuentas—. No es un berrinche, señor Styles. Es una protesta.

—¿Y por qué está protestando, señor Styles? —Harry aún permanece con su traje. Ha llegado a casa y luego de dejar su maletín, ha buscado a Louis para tener una conversación civilizada sobre el buen uso de sus tarjetas de crédito. Ahora piensa que debió esperar a la mañana, está muy cansado para eso.

—Porque te atreves a llamarme un despilfarrador cuando es asunto mío saber lo que hago o dejo de hacer con mi dinero. Porque todo lo que yo compro o gasto, es con mi dinero y para mí, no para ti. Así que métete en tus asuntos y déjame comprar mis caprichos, como les dices, en paz.

Louis suelta veneno con cada palabra y Harry lo sabe antes de que lo liberara. Tras seis años de casados ha aprendido a ignorar la pócima mortal que despide cuando habla. Harry sabe que Louis achina los ojos y frunce los labios antes de expulsar navajas afiladas que podrían clavarse en el corazón de cualquiera, principalmente en el suyo.

Death of a bachelorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora