The good, the bad and the dirty

203 16 3
                                    

En verano, una de las tareas de Harry Styles era bajar la colina empinada que se encontraba en los límites de la propiedad de su familia, hacia el pequeño arroyo que colindaba con la propiedad de los Tomlinson

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En verano, una de las tareas de Harry Styles era bajar la colina empinada que se encontraba en los límites de la propiedad de su familia, hacia el pequeño arroyo que colindaba con la propiedad de los Tomlinson.

No era una tarea que le encantara, de hecho ni a él ni a sus primos les agradaba ir al arroyo. El clima era agradable, los árboles frescos y el agua siempre era cristalina, sin embargo, la mínima posibilidad de contacto con los Tomlinson es algo que nadie que se considere un Styles aceptaría orgulloso.

La enemistad entre ambas familias vecinas se remontan a más de tres generaciones atrás. Los bisabuelos de los actuales patriarcas apenas eran niños cuando las riñas entre ambos propietarios empezaron y nadie parecía saber con seguridad el origen de sus diferencias.
Harry repasaba en un canto armonioso la lección que su hermana le enseñó esa mañana por petición de su madre, daba saltos entre los versos pisando la hierba verdosa como sus ojos juguetones. A sus escasos ocho años ya había aprendido dos cosas: a dividir y que nunca debía hablar con un Tomlinson.

Llevaba en sus manos una cubeta de color azul que su madre le había reglado en su octavo cumpleaños un mes atrás. Era su color favorito y la única razón por la que no se molestaba demasiado cuando tenía que ir a buscar agua.
Al llegar al arroyo comprobó que estaba vacío y bajó la colina corriendo y riendo con el viento golpeando sus mejillas rosadas. Se agachó cerca de la orilla, tomó un poco de agua entre sus manos y lavó su cara.

Cuando llenó la cubeta un ruido llamó su atención. Al alzar la mirada, un niño estaba frente a él, al otro lado del arroyo. Harry retrocede con la cubeta entre sus pequeños brazos, alejándola del extraño.

—¿Quién eres tú? —Le preguntó alzando la voz al niño al otro lado.

El niño lo miró con el ceño fruncido, lucía molesto e ignoró la pregunta de Harry tomando agua en su cubeta verde pino.

—Te he preguntado quién eres. —Harry insistió al no obtener respuesta con un puchero molesto en sus labios—. Es descortés ignorar a las personas.

El niño alzó la mirada con malhumor.

—No me importa. —Dijo alzando la cubeta y poniéndola a un lado.

—¡Tienes que responder! —Harry no quería hacer un berrinche pero aquel niño estaba siendo grosero, así que pateó la grava bajo sus pies.

El niño al otro lado del río sonrió con diversión al verlo enojado.

—No te conozco. No tengo por qué responderte.
Harry lo pensó un momento y se dijo a sí mismo que el niño tenía razón.

—Soy Harry. —Se señaló a sí mismo presentándose—. Listo, ya me conoces. Ahora tienes que decirme tu nombre.

El niño suspiró.

—Está bien, no llores. —Parecía que la situación se le hacía divertida pero no dijo nada más—. Soy Louis.

Death of a bachelorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora