Los Angeles han elegido a sus humanos, uno de ellos se convertirá en Dios. Pero él quiere hacer una última jugada. Antes de que los elegidos mancillen su bello mundo, enviará de regreso a quienes jugaron a ser jueces en el pasado.
Un mensaje al rey...
"Durante mucho tiempo, he estado luchando para hacer del mundo un lugar mejor.
Pero ya ha llegado la hora de confiarle el trono divino a un nuevo humano con el poder de la juventud.
Como dicta la tradición, vosotros decidiréis quién será el próximo Dios, de entre los 13 humanos que elijáis. En el amanecer en el que el humano que hayáis elegido sea seleccionado como Dios, vuestras actividades como ángel cesarán y se os permitirá vivir en silencio a su lado. El tiempo límite es... 999 días."
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- Capítulo 1 -
Reencarnación
Dentro del mundo Shinigami, el rey en especial observa lo que ahora sucede en el mundo de los humanos. Curioso por saber lo que el gran señor ha decidido hacer esos últimos días.
El mensaje había sido llegado hacia él. Los Ángeles finalmente comenzaron a partir en busca de los candidatos. Informando así la llegada de una nueva era.
Se preguntaba por supuesto, quiénes serían esos pobres desafortunados. Después de todo, el Dios de la Muerte está ligado también a esas decisiones.
Él solo era un observador en esa competencia. Los humanos que mueren por voluntad propia sin necesidad de dictar su sentencia, son aquellos que serán elegidos. Recordó un curioso caso, tal vez la historia de un muchacho que jugó a ser un Dios.
Fue extraña su manera de pensar cuando hace unos años su imprudente Shinigami creó un caos al dejar caer una libreta al mundo humano.
Siquiera actuó, porque quizá ese joven del que todos hablaban, Light Yagami, hubiese sido un buen candidato. Deseó convertirse en un Dios incluso cuando el mandato no lo marcaba. Aún así, incumplía a su vez con las reglas del señor.
Sentado en su trono, esperó la llegada de una respuesta. Cuando finalmente obtuvo el pergamino en sus manos, leyó con detenimiento el mensaje escrito en ella.
Arrugó el papel lanzándolo lejos con una mirada penetrante que demostraba la seriedad del asunto. ¡Pedirle algo así al rey de los Shinigami! Parecía una vil broma.
—Llamen a Ryuk— Habló con una voz gruesa que reflejaba su evidente enojo. La vida no era algo con lo que se podía jugar, pero tal parece que así lo quería el mandador.
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