Como una madre

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La calidez que fuiste capaz de brindarme fue una de las mejores cosas que pudiste darme. Todo siempre pudo ser tan perfecto, en tus planes tal vez lo estaba.

Pero alguna vez te pusiste a pensar por que lloraba, o se te cruzó por la mente el echo de por qué me ponía a llorar. Aunque de ante mano puedo asegurarte que lo que viste no era nisiquiera la mitad de todo lo he llorado y por tú culpa.

Se que no te puedo culpar de todo lo malo que me pasa. Mentiría si dijera aquéllas palabras. También se que podría lastimarte si te las dijera y esa tampoco sería mi intención.
Aunque, claro que tú con tal de complacer a otros serás capaz de hacer hasta lo imposible con tal de verlos felices. También claro que te preocupas por mí también, pero si te dan a elegir y tuvieses que elegir a una persona seguramente no sería a mi. Aunque aún sabiendo tu decisión con antelación me seguirá doliendo por que como si fueras una madre vas a escoger al primero. Ese primero que estuvo en tu vientre, que alimentaste, bañaste y fue en pocas palabras tu guía para los hijos que vendrían después.

Eres fuerte, valiente, admirable, brillante, pero ése brilló se ve opacado por tus otras acciones como lo son cuando tu bondad sólo esta permitido ha aquellos que tienen menos, que lo justo para ti sea darle primero ha aquellos que llegaron primero en tu vida.

Quisiera mantenerme optimista, pensando que un día evolucionaras y serás mejor que cualquiera, pero cada vez que te veo parece que sólo éstas cayendo hacia un pozo sin fondo. Y ahí es cuando te agarró lo más fuerte que puedo porque apesar de todo no te quiero perder.

Quiero que seas capaz de mirarme a mí y no por ya no quieras mirar a los otros, sino por que tu quieres, que desees, que sea tu decisión, por tu voluntad y sólo por ti.

P. D. No sólo olvides lo malo que te pasó y sostengas con fuerza lo que te salvó. Porque sólo terminarás dañandote.

Cartas con dedicatorias a nadie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora