Hay ocasiones en las que la sombra del dolor nubla todo a su alrededor.
Tantos años e historias conocidas después, Jungkook sigue recostándose contra la pared, abrazándose a sí mismo en un intento vano de protegerse, de calmar siquiera en algo las lágrimas que resbalan por sus mejillas y que es incapaz de sentir. Las voces, las imágenes y la tristeza que lo abruman se vuelven infinitas, pozos negros sin fondo que amenazan con tragarlo de un bocado ante el más mínimo paso que se atreva a dar fuera de su habitación.
Jungkook hiperventila, incluso cuando sus pulmones no necesitan aire. Su cuerpo se sacude por los sollozos y las llagas cubiertas en sangre negruzca y seca se extienden por su piel mientras el tiempo se prolonga en sus sollozos, atrapándolo para siempre en las cadenas de las que nunca podrá escapar. Siente su ropa pesar por el agua helada de aquella última noche, los pinchazos de dolor adormeciéndolo y el llanto haciéndose cada vez más sofocante.
De golpe, sin notarlo producto del llanto, vuelve a ser ese Jungkook consumido por el odio, atormentado por el agua que inunda sus pulmones.
.- ¡¿Dónde está, Jungkook?! Se supone que debe guiarme, ¿no?
La voz proviene de afuera, al otro lado de la puerta de la habitación que ha ocupado desde el primer momento en que llegó. Jungkook la reconoce incluso aunque suena un poco más grave que en sus recuerdos difusos, es una voz que le provoca temblores, miedo. ¿Alguna vez pensó que Kim Taehyung causaría eso en él? Cuando sus sonrisas, sus abrazos... cuando habría dado el universo entero por cada una de sus miradas.
.- Escucha, Taehyung, no es un buen momento...
La voz de Hoseok suena conciliadora, con ese tono paternal que a Jungkook le provoca escozor en la piel porque sólo despierta malas memorias que prefiere mantener ocultas. Se lo imagina sonriendo para Taehyung, tratando de alejarlo de la puerta, de él.
Otra vez... otra vez lo alejan de mí.
.- ¿Nunca podré...?
.- Lo siento, Jungkook – la voz de Hoseok llega hasta el como un murmullo, su rostro aún escondido entre sus piernas para no dejar ver las lágrimas que se le escapan – No hay más para ti que esto...
El brillo de la pulsera resalta desde su muñeca, el dije que lo ata para siempre: .- Sí él llega... sí algún día cumplimos la promesa, ¿aun así...?
.- El tiempo cambia incluso el corazón más férreo de todos, Jungkook – la mano del ángel de la muerte acaricia sus cabellos con cariño – La promesa murió contigo.