Capítulo 2.-

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Intento exhalarte con dolor. 

Dije que te olvidaría, pero en realidad aún no puedo dejarte ir. 

¿Cuánto más tengo que esperar y cuántas más noches en vela tengo que pasar para poder verte?

Taehyung está alucinando, tenía que estar alucinando.

No era posible que Jimin planeara una broma tan cruel. Su mejor amigo podía ser una persona insensata en muchas ocasiones y podía divertirse con su sufrimiento gastándole bromas, pero Taehyung cree que Jimin es incapaz de jugar con algo como eso. Él no sería capaz de hacerlo, no cuando ambos llevaban años tratando de desterrar lejos las preguntas y el dolor que los ha acosado y que, en algunas ocasiones, se instala entre ellos con incomodidad.

Así que no, no es siquiera posible que lo estuviese viendo.

.- ¿Conoces a Jungkook? Vaya, esa sí que es una coincidencia curiosa.

La voz y el silbido del hombre de sonrisa amigable disipa levemente su aturdimiento, pero Taehyung ya ni siquiera está consciente de lo qué está pasando, su pregunta suena lejana y él no tiene voz para responder. Ha olvidado que el hombre se llama Hoseok y se ha presentado como un ángel de la muerte, diciéndole que él ha muerto, hablándole de que debe dar aceptar que ese ha sido su destino y ha dejado una vida a medias.

Taehyung no es capaz de nada más que pensar una letanía de No es cierto. No es cierto. No es cierto. Ruegos desesperados que no salen de sus labios.

Su cuerpo comienza a temblar a la vez que sacude su cabeza con fuerza, sus ojos desviándose de aquellos ojos que lleva cinco años sin ver, siente que se le cierra el pecho incluso cuando ya no entra aire en él y los oídos le pitan mientras, sin darse por enterado, retrocede unos pasos lejos de la puerta, buscando cómo huir de ahí.

.- Jimin, e-esto no es g-gracioso – alza la voz, sintiéndose cada vez más histérico mientras comienza a mirar a todos lados menos a las otras dos figuras presentes – Jiminnie... vamos, para esto y-ya y te juro q-que no me v-vengaré.

Sin embargo, no hay respuesta más que una mirada de pena que le dirige Hoseok y que él no registra. En cambio, se detiene de golpe cuando ya no es sólo aquella mirada de la que desea huir, sino que la voz que pensó nunca volver a escuchar, inunda la habitación y su mente por completo, retumbando en su cabeza como si fuese un eco.

.- Taehyung, calma...

.- N-no es gracioso – susurra con la voz rota, casi tan frágil como siente que su mente y todo su ser se encuentra en ese instante, las lágrimas se acumulan en sus ojos y nublan levemente la imagen, distorsionando la habitación en la que se encuentra, pero Taehyung siente que ya se ha tatuado en su retina – E-es imposible... Jiminnie, p-por favor.

No es posible y la broma ha ido demasiado lejos ya.

No es posible que Taehyung esté viendo a Jeon Jungkook.

No quiere que sea posible. Pero parece tan real, tan real que sabe que puede estirar su brazo y tocar su piel, que si cruza unos pasos hacia la puerta va a ser capaz de tomarlo en un abrazo que deseó dedicarle hace muchos años. La imagen es tan real que le resulta imposible creerla porque no quiere reabrir las heridas que dejaron las preguntas y el rencor.

Sin embargo, el hombre frente a él es Jungkook, lo reconoce como a la palma de su mano.

Su cabello es tan oscuro como lo recuerda, hebras delgadas que enmarcan su rostro de finos rasgos y piel de porcelana. Sus ojos grandes y expresivos le miran por debajo de sus largas pestañas, sus labios de un tenue rosa se curvan levemente y el lunar que siempre se le hizo coqueto adorna su piel con la misma elegancia del pasado.

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