FDP #8

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  "Intentaba descansar un poco tirada sobre la mientras el sol me daba de lleno en la cara. Los últimos días habían sido muy agotadores comparados con la vida que llevaba fuera de todo esto y, después de caminar kilómetros sin descanso, ni el ruido de una explosión me daría el miedo suficiente como para moverme.

A cierta distancia se encontraba mi compañero de juego –voy a ser sincera contigo, en realidad es mi mejor amigo, quizás el único verdadero que haya tenido en mi vida, aunque en una competencia así no sé qué puesto ocupe la amistad- y si ignorabas el canto de los pájaros, podías oír su voz tarareando por lo bajo una canción. A pesar de que supiera cuál era y deseara cantar la letra con todas mis fuerzas, él la cantaba en otro tono. Ya no sonaba rock como la original, sino lenta, relajante, sonreía mientras iba desapareciendo del mundo.

Iba llegando al final de la canción, cantaba las últimas oraciones y se detuvo para darle el final. Me quedé esperando unos momentos que continuara, pero se quedó en silencio, entonces abrí los ojos y lo miré fijamente para que se diera cuenta de mi existencia. Estaba demasiado entretenido con su cuchillo. Me levanté con cuidado, intentando no hacer mucho ruido, me acerqué a él y lo abracé desde atrás. Su cuerpo dio un brinco extraño y se volteó a mirar. Sabía que lo había asustado.

-Mierda Luvy, pensé que estabas dormida, no hagas eso –contestó enojado mientras me sentaba enfrente suyo.

-Lo siento, es que te estabas cantando y de la nada frenaste y quería que continúes...

-¿Me escuchaste cantar?

Nunca lo había visto así, no estaba avergonzado, era más asustado, frotándose la nuca repetidas veces, como si hubiera hecho la peor cagada de su vida.

-Sí, ¿hay algún problema con eso? –Pregunté con una sonrisa-. Cantas precioso, hacía mucho que no te escuchaba así.

-No, para nada –se rió falsamente-, ¿tienes hambre?

Negué con la cabeza mientras recostaba la espalda contra un árbol al lado nuestro aferrándome a mis piernas.

-¿Segura? Llevas días enteros sin comer, me estás preocupando.

A pesar de que era plena tarde, tenía frío, empezaba a temblar. Y sabía que lo que él decía era cierto, conocía los efectos de no comer durante días, los había encontrado por decisión propia. Pero no me arrepentía de nada, quería que él tuviera lo suficiente como para sobrevivir los días que quedaban.

Al ver que no contestaba, se acercó un poco más y se sentó al lado mío. Podía sentir su cabello cayéndome en el hombro izquierdo y sus ojos verdes clavados en mí. Sin pensarlo, acosté mi cabeza sobre su hombro, él me trajo más hacia sí y me abrazó.

¿Mejores amigos? No. Algo más.

-Luvy, estás temblando, por favor...

Me giré hacia él sin salir de encima de él y lo miré fijamente. No solo estaba así porque quisiera que esté más vivo que yo, sino porque algo me rondaba alrededor de la mente todos estos días y la duda me consumía, no me permitía hacer nada más. No sabía cómo solucionarlo, pero ya había empezado el juego y no iba a detenerme hasta recibir una respuesta por su parte.

-Nick... -susurré. Él giró su cabeza hacia un lado después de hacer contacto visual. Podía notar que estaba nervioso.

-No me digas así, me tientas todavía más.


Sentí que le costaba no mirarme y al mismo tiempo iba a ponerme a llorar por estar tan cerca de mi objetivo y no poder hacerlo.Estaba por soltarle un "nada te prohibe no hacerlo" con las últimas fuerzas que tenía pero él habló antes. Solo podía pensar en lo divertido que se estaría poniendo el panorama en las oficinas de los organizadores con nuestra película.

Fragmentos de un PensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora