La niña en el bosque

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Era un día como cualquier otro, la mañana era brillante y calmada, pero en la torre donde se encontraba la oficina del director, el mismo Osmond estaba escribiendo una carta con su báculo.

La carta era un poco corta, en su escritorio parecía que había un sello con forma de mano apuntando con un dedo y frente a él estaba un hombre un conde.

Osmond terminó de redactar la carta y luego la sello con la impresión del sello de mano que tenía en su escritorio, cuando terminó enrolló la carta y se la dio al conde.

El donde tenía cabello muy corto negro, patillas pegadas a las mejillas y un bigote torcido, él aceptó la carta y comenzó a leerla sonriendo-

Estoy agradecido de que la academia entienda y coopere en esta situación -dijo el conde sonriendo-

Si es una orden directa del palacio entonces, no puedo desobedecerla -dijo Osmond sonriendo-

Entonces... -el conde giró y comenzó a irse, cuando abrió la puerta fue recibido por la señorita Longueville bajando la cabeza- aaah pero si es la señorita Longueville, ¿le gustaría cenar conmigo esta noche?

-sus ojos morados apretaron un poco y no pudo evitar sonreír al ver los senos de la señorita Longueville la cual solo al sentir su mirada no pudo evitar enojarse, se cubrió con su brazo y capa ligeramente y le dio una sonrisa falsa-

Sería un honor, conde Motte -dijo Longueville sonriendo y el conde solo asintió-

Hmmm lo estaré esperando con ansias -dijo el conde sonriendo y comenzó a retirarse caminando-

-la señorita Longueville lo vio irse pero apenas le dio la espalda su expresión cambió a una de odio y enojo, sin decir nada entró a la oficina del director-

Entonces, ¿qué tarea imposible tiene el palacio para pedirle ahora? -la señorita Longueville pregunto, mientras se acercaba a su escritorio y tomó unos libros-

Solo vino a darnos aviso sobre un ladron que banda merodeando por esta zona -dijo Osmond-

¿Un ladron? -Longueville pregunto mientras colocaba los libros en la repisa-

Recientemente, un ladron llamado Fouquet, quien se especialista en robar artefactos de nobles usando la magia, ha causado mucha conmoción en el mundo últimamente -dijo Osmond mientras leía una carta-

¿Habla de Fouquet? -Longueville pregunto mientras seguía en su labor-

Nos han avisado porque la academia está al cuidado del Asta de la destruccion, un tesoro del palacio real -Osmond dijo, la señorita Longueville uso magia para levitas el libro y lo devolvió a su lugar-

¿El asta de la destruccion? -Longueville pregunto- con ese nombre suena peligroso

No se que tan poderosa sea Fouquet pero la bóveda del tesoro tiene muchos sellos mágicos de magia de clase Square, del tipo de cuatro tipos, no es necesario preocuparse -Osmond con un ligero movimiento de su báculo y una sonrisa traviesa en su cara-

-movió el sello con forma de mano y con un rápido movimiento lo pasó sobre la espina de Longueville, haciendo que se sonrojara y tuviera un feo escalofrío por todo el cuerpo.

Cuando Osmond se dio cuenta Longuevilletenia el sello en las manos y una expresión que reflejaba enojo, ella grito y lanzó el sello directo a la cara de Osmond provocando un grito de dolor muy sonoro, tanto que hizo temerla toda la torre-

-después de unas horas llegó la noche.

En medio del patio había una fuente donde Izanamy limpiaba su gabardina blanca quitándole las manchas de suciedad, parecía que solo usaba su pantalón ya que dentro estaba toda su demás ropa-

El lobo de ZeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora