𝘗𝘢𝘱𝘢𝘳𝘢𝘻𝘻𝘪 | 𝘈𝘳𝘮𝘪𝘯 𝘈𝘳𝘭𝘦𝘳𝘵

Gran dia

Fue tan genial, simplemente tu lo eres.

Estaba muerto de los nervios, sobre todo cuando camine hacia ti, estabas con tu espalda pegada en el árbol del parque con un cigarrillo en boca.

— Ey, Armin. — Me saludaste mostrando la palma de tu mano.

— Oh, hola. — Saludé cabizbajo.

Tenía miedo de que no hubiera cosas hablar, pero sorprendentemente no fue así, hablamos tanto.

Yo amo la música y tú tienes ese gran don de la música.

Me gustan los libros y tu vives en la biblioteca.

Amo ver galerías de arte y tu definitivamente eres arte.

Me constaste de tu familia, vives con tus padres y tu hermano menor. No sabía que tuvieras un hermano, lo siento.

Yo preferí no contarte sobre mi padre, no quiero que me veas con asco.

Tú eres una persona perfecta.

¿Sabes? Me puso muy feliz cuando me dijiste que te gustaba mi ropa.
Estuve por horas pensando que ponerme.

También eres más ocurrente de lo que esperaba. Me hiciste reír toda la tarde, hasta a ti casi se te cae el helado.

Fue una tarde hermosa.

Y ahora me perteneces completamente.

Es obvio que ahora lo sabes.

Otra cosa. Casi sentí que mi corazón dejaba de latir por unos minutos cuando me dijiste eso.

— Armin.

— ¿Si?

— Salgamos otro día, ¿te parece? Eres realmente divertido ¡Qué coincidencia que tengamos tantas cosas en común!

— ¡Claro! — Dije en un tono emocionado.

— Genial, tal vez debas ir a mi casa. Tengo unos viejos discos de vinilo, seguro que te gustan. En fin, tengo que irme. Luego te hablo.

Ahí me quede, viendo como te ibas, con mi corazón en tus manos.

Me tienes a tus pies.