XIV [Especial]

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Sheila.

"Ocurrió cierto día, en cierto invierno. Ocurrió cierta mañana, aquel día en el que te conocí se convirtió en uno de mis días favoritos.

Apenas tenía trece, pero era soñadora y ambiciosa de conocer a mí amor verdadero. Fue entonces cuando te vi, practicabas fútbol con tus amigos y reías con la sonrisa más hermosa que había visto en toda mí vida. Lo sentía como si fuera una película antigua y yo era la protagonista.  Tu cabello lacio volaba al compas del viento, y tus muecas eran de lo mas graciosas, pero lo que en realidad me gustaba era pensar que algún día podrías corresponderme, que me amarías y me querrías hasta el final de nuestros días."

Cerré la tapa de mi diario, suspiré al notar que aun siento esas cosas por él, no es tan erratico pensar que el podria corresponderme algun dia, pero a veces lo siento tan lejano a mi que me dificulta pensar con optimismo y sinceramente no soy tan fuerte como Sofi, o tan decidida a amar a alguien como Ro. ¿Sera por qué no me he enamorado? Pero entonces ¿Qué es esto que siento por él? 

—¿Shei? —Senti como la mano de mi mejor amiga pasaba por delante de mis ojos, haciendome parpadear rápidamente. 

—¿Qué sucede, So? —pregunte viéndola. 

—Estabas en las nubes ¿Está todo en orden? 

Asenti con mi cabeza quitándole importancia al asunto. Estábamos en el recreo, esperando a que terminase y volviéramos al aula. 

—Pero...—De pronto se escucho un gran estruendo producido por la campana de la escuela. Uf, literalmente salvada por la campana. 

—Vamos a clase—. Me pare de mi asiento dispuesta a irme y dejar atrás a mis amigas para evadir una conversación estúpida sobre mis sentimiento. No soy fuerte, y no soy capaz de confiar en los demás. No creo que alguien me pueda amar, y no creo que él me ame. Digo ¿Por qué lo haría? ¿Qué tengo de especial? Soy una chica común y corriente, el es el co-capitan del equipo de futbol, nuestra escala social es muy diferente. 

—¡Espera Shei!—. Alcance a escuchar que Sofi me gritaba a mis espaldas pero yo ya habia llegado al aula y ocupar mi lugar. 

No era mi intención ignorarlas pero tampoco quería que me vieran tan conflictuada en cuanto a mis sentimientos y deseos. No era una chica abierta a mis emociones y muy pocas veces dejaba que alguien conociese un poco de mi. 

—¡Retamar!—. Escuché a lo lejos que me llamaban. Alcé la vista encontrándome con la mirada del profesor. 

¿En qué momento llegó?

—¿Si profe? 

—¿Puede ir a entregar estos papeles a secretaria? 

Asentí levantándome de mi lugar y saliendo del aula. Mi vista se topó con el piso nuevamente, y fui así todo el camino, al llegar a mi destino intente abrir la puerta pero una mano ajena se me adelantó. 

Mire a la persona que se interpuso entre mi recado y yo. No se que me ocurrió en ese momento pero simplemente había olvidado como se respiraba, como se reaccionaba, hasta como se hablaba. 

—Hola Shei. 

—Brandon... —susurre. ¿Qué hacia acá?

—Que agradable fue encontrarte ¿Cómo estas? 

—Eh yo... ¡Bien! es decir, estoy bien, ¿Vos como estás?—. Dios, ¿Que estoy diciendo?

—Estoy bien, ¿Que hacías por acá?

Señalé los papeles y la puerta. Las palabras no me salían.

—Oh de acuerdo. Entonces...

De pronto sentí un golpe seco sobre mí cabeza que logró desestabilizarme por apenas unos segundos.

Amor a medias [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora