XI

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Sofía

Me desperté en la mañana más temprano que nunca, era lunes 9 de agosto. Eso significaba una cosa:

«Era el cumpleaños de Laureano». Suelo recordarlo siempre, en años anteriores nunca pude hacer algo especial para él debido a todos nuestros problemas, pero hoy, planeó hacerle algo que lo dejara sorprendido.

Me levante lo más rápido que pude, cepille mis dientes, me lave la cara con mucha agua para despejar cualquier rastro de sueño. Salí del baño; me coloque mí ropa del día, jeans azul tiró alto, con una blusa negra y mis zapatillas negras.

Bajé rápido las escaleras, ingresé a la cocina encontrandome a mis madre y hermanas.

—Buen dia. —Saludé alegre, le di un beso a cada en la frente y me prepara una tostada con manteca— ¿Qué planes tienen para hoy? —interrogue.

—Sinceramente, planeamos quedarnos en casa. —dijo Marian, mirándome.

—Yo estaré en casa de Ro, después de la escuela. Su madre me invitó a almorzar. —dije chequeando la hora.

—No llegues tarde So, ¿De acuerdo?

—Si mamá, además hoy tengo tutorías con Laureano. Estaremos en su casa, descuida.

Salí corriendo de la cocina antes de que digan otra palabra.

Después de caminar hacía la escuela, llegué agotada.

«Deberia hacer más ejercicio» pensé. Mis prácticas están paradas, mí profesora no sabe si volveremos o no. Yo espero que si.

Entre al aula bajó la atenta mirada de todos, me sitúe en mí lugar al lado de mis amigas, permanecí parada unos minutos ya que aún no llegaba el profesor.

—Oigan ¿Se enteraron? Hoy es el cumpleaños de Laureano—. Les dije mientras dejaba mis cosas en mí mesa.

—Si, ¿Diecisiete, verdad?. —preguntó Ro, frunciendo el seño.

—Así es, y planeo hacerle una sorpresa. Por cierto Ro, le dije a mí madre que tu mamá me invitó a almorzar ¿Me invitas? —dije mirandola inocente.

—Por supuesto, mamá le encantara verte—. Me dijo, con una sonrisa sincera.

Ha pasado casi dos semanas, desde que derrame lágrimas por Laureano. Decidí olvidar el tema del "casi beso" y concentrarme en lo importante: en mí y sus estúpidas tutorías.

Cintia a estado rondando como buitre, pero, al parecer Laureano no le a dado más que el saludo. Eso de alguna forma u otra me alegra.

Me ubique en mí lugar, esperando encontrarme con el profesor berrugas. Quién es el profesor de Economía Mundial.

Al llegar el profe, toda la clase se quedó en completo silencio. Este profesor, era conocido por ser extremadamente exigente, cualquier signo de ruido o alboroto en su clase, era razón para dejarlo en la oficina de la directora.

—Buenos días, saquen sus libros en la página 34. Ponce, usted leerá esta vez.

Suspiré, y agarrando el libro comenzé a leer. El resto de la clase, se pasó en explicaciones y realizaciónes de cuadros y resúmenes para su próximo examen.

Al tocar el timbre, salieron todos corriendo, era obvio que nadie quería estar a solas con el profesor.

Nos sentamos debajo de un árbol, y comenzamos a charlar. En eso divisó a Alex y Brandon, caminando por el medio del patio. Para mí suerte, sin Laureano.

Amor a medias [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora