XIII

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Sofí.

—¿Cuando volveremos a practicar? —murmuro Shei.

Suspiré cansada con ese tema.

—No lo sé, supongo que Naty no necesita darnos prácticas. —dije acostándome en piso y apoyando la cabeza sobre el regazo de Ro, mientras cerraba mis ojos.

—Puede ser.

Habían pasado varias semanas desde que Laureano había aprobado su examen para sacar la materia, y desde ese momento no lo vi ni una sola vez.

—¿Sofi?

Escuché una voz masculina llamándome. Ay dios, creo que lo invoque.

Abrí un ojo mirando aquel chico sudoroso que me miraba fijo.

Su rostro estaba demasiado cerca del mío.

—¿Lau?—. Me enderece para poder verlo mejor—. ¿Qué pasó?

—.¿Cómo estás?

—¿Bien? ¿Ocurre algo?

—Bueno, mañana es el último partido antes de las vacaciones de invierno y quería saber si querías ir a verme... Es decir a vernos, si a Brandon y a mí. —dijo rascándose la nuca, evitando mí mirada.

—Eh, claro, por supuesto. Iremos las tres. —dije arrastrando a mis amigas a mis problemas.

—Genial, entonces, nos vemos ¿Si?

Asentí repetidas veces con mi cabeza como si fuera un robot.

Al ver que ya no se veían por los pasillos, saco todo el aire que tenia retenido en mis pulmones y me tiro sobre Ro para usarla como almohada.

—¿Puedes quitarte? Me estas aplastando—. Se quejo tratando de sacarme a la fuerza.

—Gruñona. —murmuro acomodándome mejor en mi lugar.

Ella me devuelve una mirada fría que podría congelar al mismísimo polo norte.

Modo exagerada activado.

—¿Entonces qué? ¿Iremos al dichoso partido? —pregunto Shei quitando la vista de su celular.

—Claro, además necesitara compañía cuando Laureano este hablando con ella. Seguro comenzara a balbucear. —dijo Ro.

Las odio. Lo peor, es que tiene razón.

Laureano.

Idiota, idiota, idiota.

Tenia mi cabeza apoyada en la pared de mi habitación, mientras daba repetitivos golpes sobre la misma.

—¿Qué hace?—. Escuche que murmuraba Alex.

—¿No te parece obvio? —dijo Brandon—. Se está castigando por ser un idiota.

—¿Y ahora que hizo?

Con mi mejor cara de muerto viviendo, levante mi vista hacia el y le dije:

—Invite a Sofi al partido de mañana—. Cada vez que lo recuerdo se me retuerce el estomago y mis nervios, junto con mi estrés, aumentan en gran escala.

Alex pego un silbido al aire.

—Buena forma de comenzar, hermano.

—Cállate, ahora me estoy arrepintiendo de mis propias acciones. —dije yendo hacia mí cama y me tiró en ella sin importar que mis amigos se caigan. Oh si, soy un gran amigo.

Amor a medias [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora